A sus 19 años, Shuntarō debería estar apoyando a su banda favorita, yendo a centros comerciales a mirar la ropa de temporada que ha llegado, o estar juntando dinero para su graduación de preparatoria. Pero no, a sus cortos -o largos- 19 inviernos, S...
Shuntarō se recuesta en la cama, quitando su propia camisa. Suguru quiere tirarse sobre él y besarle hasta que sus labios sangre, pero se recuerda que necesita calmarse.
Pronto, el omega siente como su ropa interior se moja, quedando húmeda por su lubricante. Suguru se posiciona sobre él, apoyándose en sus brazos para no lastimarlo.
"Quiero-quiero..."
"Haz lo que quieras" le dice acariciando sus mejillas.
Le quita los pantalones de pijama, ya húmedos, casi arráncandolos. Hace lo mismo con los boxers del rubio, dejándolo desnudo. Shuntarō se queja, sintiendo el frío aire, pidiendo por el calor del alfa.
Una mano traviesa del alfa de abre paso entre sus glúteos, llegando hasta su entrada. Está caliente y mojada. Suguru gruñe, con el pensamiento de estar ahí dentro. Él también se quita la ropa sin cuidado y lo más rápido su puede.
"Tranquilo" Shuntarō le dice, acariciando su cabeza.
Parece no escucharle. Sus ojos son rojos y sus dientes se han convertido en colmillos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Para las 9AM Suguru ha anudando 4 veces. Éste era el primer celo donde no se le hacía tan doloroso, pero si se sentía más necesitado. Ni siquiera en el anterior estuvo así.
"Tenemos que comer, Suguru" el omega habla en susurros con el alfa temblando a su lado.
Hace al menos 3 minutos su último nudo se había deshinchado y aún seguía bajo los efectos de la excitación.
"No quiero comer"
"Debes comer"
"No. Quiero estar aquí, contigo"
"Aunque sea agua"
"Dije que no. Quédate aquí" aclara su garganta. "Por favor"
"Bien" se recuesta a su lado, entrando en los calientes brazos del alfa. Coloca su oreja sobre su pecho, oyendo el fuerte bombeo de su corazón. "Suguru"
"¿Qué?"
"Cuando... cuando decías que yo no era tu omega, ¿no lo sentías?"
"Si. Mucho"
"¿Entonces?"
"Ya lo había sentido antes, pero resultó no ser mi omega"
"¿Creíste que sería lo mismo ésta vez?"
"Si"
"Y... ¿Quién era?"
"Alguien"
"¡Suguru!" Dice con voz cansada, luego bosteza. "Dime"
"Fue hace dos años, déjalo pasar"
"No quiero"
"Que odioso eres"
"Así me quieres"
Suguru no contesta a eso, pero sonríe.
"Fue hace dos años, cuando aún estaba en la otra escuela. Una cerca de mi casa. Bueno, a los 16 pasé mi primer celo y estuve sólo, fue el peor" aclara su garganta. "Después de eso conocí a alguien, estaba en mi clase y me gustó"
Suspiró y siguió hablando.
"Yo sentía que era mi omega, a pesar de que mi alfa nunca me dijo nada sobre ella. Mi segundo celo lo pasé con ella y yo había cumplido los 17" aprieta más a Shuntarō contra él, para rascar sus brazos mejor. "Nunca la marqué, porque todavía éramos muy jóvenes. A las dos semanas ella me dijo que estaba embarazada. Le dijimos a mis padres y a los de ella, y se molestaron, diciendo que aún éramos muy pequeños, al fin acabaron por aceptarlo"
"Y-"
"Déjame terminar" rueda los ojos, besando la cabeza del omega con cariño. "Sólo aguantó dos meses y tuvo un aborto natural. No pudo resistir porque no estaba marcada y... No era mi omega"
"Lo siento mucho"
"Está bien" dice, pero no lo está. Aún sigue doliendo, no tanto como antes, pero lo hace.
Shuntarō no vuelve a hablar, se queda callado, escuchando como la respiración del alfa comenzaba a calmarse y se quedaba dormido, poco a poco.
Se aleja, parándose. Necesita tomar una ducha y comer algo. También traería agua y unas pastillas para aliviar el dolor del celo. Busca una camisa del alfa para ponérsela después de la ducha.
Abre la regadera y el agua cálida moja su cabeza, recorriendo su cuerpo son rapidez.
¿Entonces por eso era tan cerrado?, Shuntarō se pregunta. Y lo entendía, tenía miedo a volver a caer en lo mismo y que al final, tampoco sea lo que esperaba. Estaba feliz de ser el omega de Suguru. Él lo era, siempre lo supo y lo sintió.
Y estar embarazado de 6 meses sin una marca, lo confirmaba.
La puerta del baño se abre, revelando al alfa con los ojos oscuros y el cuerpo sudado de excitación.
