—¿Porque desde lo alto todo es tan hermoso? —Murmure. Mientras veía desde aquel gran edificio la ciudad siendo pintada por la luz anaranjada del atardecer.
Era una escena asombrosa a mi vista, como aquellos colores naranjas se volvían más oscuros en cuanto más se ocultaba el Sol. Mientras que a ninguna de las personas de allá abajo le interesaba realmente que el día se estaba por acabar.
Esa era la monotonía de la vida humana, una rutina sin grandes cambios a lo largo de toda su vida, se supone que los humanos somos asombrosos por ser imperfectos, por no tener un patrón ni una función realmente.
Pero parece que fácilmente los humanos podemos acostumbrarnos a una rutina.
Seguí observando la gran ciudad de Seul, llena de tantos grandes edificios y rascacielos, siendo en el que estaba era uno más de ellos.
Vi como una parvada de aves pasó, supuse que al sur, pues aquí el otoño ya llegó.
—¿Van a ir a Australia? —Pregunte en voz alta —. Yo también quiero ir.
Claramente aquellas aves que volaban a una altura mayor al edificio que estoy, no podían escucharme, menos contestarme por obvias razones.
Miré hacia la losa, y luego dónde estaba el sol, este estaba escondiéndose cada vez más entre los edificios. El pensamiento llegó de inmediato, algo que he estado advirtiendo y preparando con tanto anticipo.
Ya no me queda mucho tiempo.
Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta, mientras sentía como el viento revolvía mi cabello castaño, y calaba en mi cara por lo frío que se sentía.
Empecé a caminar por la azotea en círculos, no queriendo llegar al borde, solo trazando una línea imaginaria en círculos con mis pasos.
—Happy Birthday to you —Empecé a cantar—. Happy Birthday to you, Happy Birthday Jakey, Happy Birthday to you.
Siempre lo cantaban en mi cumpleaños en Australia, tal vez de dónde nunca me debí haber ido, nunca me aprendí la versión en coreano, me encanta como suena en inglés, me encanta como me hacía sentir en ese entonces cuando era mi cumpleaños.
Aunque al final hoy es quince de noviembre, hoy supuestamente es mi cumpleaños número diecisiete, vaya manera de pasarlo, aunque esto ya se ha repetido más veces de las que quisiera decir.
Vi finalmente el borde del edificio, dónde el pequeño muro era el limitante.
Me acerque a pasos peligrosos, hacia ahí, y finalmente me subí al pequeño pretil de ladrillo.
La vista de la ciudad era preciosa desde ese punto, el cielo cambiando de tonalidades, formando una especie de intercala de colores parecidos al arcoiris, el sol naranja ocultándose entre los altos edificios y rascacielos, pero si volteaba hacia abajo veía a las personas y los carros pasar, todos ensimismados en su propio mundo, muy ajenos a la belleza que se presentaba todos los días frente a ellos.
Vi como los rayos muy apenas estaban llegando, bañando poco a poco con oscuridad todo, cómo el naranja se estaba apagando y transformando su color a un púrpura.
<<La paga del pecado es muerte >>Pensé. Ese pensamiento llegó tan rápido a mi. Y dirigí mi mirada hacia el suelo, a aproximadamente cien metros se encontraba el suelo, una muerte segura.
—¿Puedo ser libre? —pregunté al aire.
Sentía el viento frío golpear mi espalda y revolver mi cabellera castaña, lo que sentí como un incentivo y una respuesta para saltar.
El frío calaba en mis huesos, pero mi corazón se aceleró y mi sangre empezó a hervir al anticipar lo que venía. Me lamente de que la brisa no fuera suficientemente fuerte como para empujarme, pues yo tendría que hacerlo.
Di un pequeño brinco al escuchar como la puerta que daba a la azotea era golpeada, intentando abrirla por todos los medios posibles antes de que lo inevitable sucediera.
—Lo lamentó —Me disculpe. Aún seguía viendo aquella puerta atrás mío, que seguía siendo golpeada con insistencia —. Es muy tarde, tengo que pagar por todo.
Vi hacia el sol de nuevo, este aún ocultando sus últimos rayos de luz, para sumergir a la ciudad en el momento preferido por los artistas: la hora magica. El momento donde no es ni de día ni de noche finalmente había llegado.
—Quiero ser libre —Declare.
Solté un suspiro, meditando aún sobre los que iba a hacer. Porque al saltar no pasaría ningún milagro, yo no empezaría a volar como aquellas aves dirigiéndose al sur.
Pero la decisión ya estaba tomada, porque nunca debí haberme ido de Australia.
<<Soy Jake Shim y mis secretos se irán conmigo, mis errores serán pagados y finalmente mi conciencia sería libre >> pensé.
Tome un último suspiró, y antes de que la hora magica acabará, antes de que finalmente abrieran aquella puerta, con todo el valor que jamás tuve en mi vida salte directo al vacío.
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High - HeeJake
Fanfiction"¿Porque desde lo alto todo es tan hermoso?" Lee Heeseung pudo haber sido solo un estudiante más, pero desde el momento en que un extraño chico cayó de un edificio de gran altura hacia el suelo, justo en frente a sus ojos, fue el principio de su fin...