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Pov Genya.
Mis latidos eran lentos y mis párpados hacían el esfuerzo de no cerrarse por el aburrimiento y cansancio. No era secreto que me sobre esforzará en mis entrenamientos y misiones, que siempre salía con nuevos golpes y rasguños pero, tal vez si era secreto solo para una persona llamada Sanemi...Mi novio y hermano pero olvidemos el sinónimo de hermano, Para el siempre será un secreto mis moretones y abusos que e tenido al rededor de las misiones que me a otorgado mi cuervo.
Y no me preocupaba pues siempre salía con la victoria pero la pizca de miedo siempre estaba ahí, seguía a mi lado aún si salía vivo yo sentía a la muerte cerca mío, respirando en mi nuca y erizando mi piel haciendo que temblará y agarrara mi katana con mayor fuerza. Hoy no era la excepción, al finalizar mi última misión del día sentía aquella presencia tan pesada que tanto me hacía de temer y sentir aquel horrible hueco en mi estómago dándome náuseas. Tembloroso y con sigilo me dirijo a la finca de shinobu-san para de nuevo tratar de calmar mi angustia.
Miré al alrededor sin tener la presencia de alguien presente me adentré hasta un pequeño cuarto que era la "oficina" de consultas de la pilar, toqué una vez y con eso obtuve su respuesta.
- Pasa Genya, te estaba esperando.- Me dijo atrás de la madera y yo me adentré cerrando la puerta con temor.
Me senté delante suyo y me examinó con la mirada mientras suspiraba me observo...Con esos ojos tan profundos y sentí el miedo por segunda vez en el día.
- ¿De nuevo cortadas?- Ah era eso, suspiré aliviado y ella me miró enojada.
- Shinobu-san...Yo puedo explicar el porqué tengo cortadas.- Una risa burlona se escuchó, era rasposa e irónica. Me gire lentamente asustado y congelado para ver al pilar del viento...Sanemi.
- Lo siento joven Genya, pero, sus desahogos ya eran demasiados violentos. Tuve que informar...¡Joven Genya, espere!- Salte por la ventana sin importar el daño que me haría al romper los vidrios y corrí.
Corria lo más rápido que mis piernas me permitían, mi aliento era pesado y mis ojos picaban por el querer de llorar. No, no era verdad el no podía haberse enterado de mis autolesiones, ¡Todos menos él, Dios!
- ¡Genya shinazugawa!- Y caí al suelo siendo sujetado de los brazos por Sanemi.
Lloré, llore como nunca mientras que él me arropaba. Podía sentir su enojo y tristeza mezcladas en el aire mientras me cargaba creo entender hacia su finca.
- N-nemi.. Y-yo...- Fui interrumpido.
- Cállate lo hablaremos una vez llegando.- Asentí con temblor en los labios.
