¡Pilares del amor! (Sanemi x Genya)

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Pov Genya.

Mi mano fue tomada y mi cuerpo fue jalado hacia un pequeño lugar rodeado de árboles, la noche era presente y el frío ya era amigo de esta. Mi curiosidad me invadió al ser detenido en medio de un círculo de hojas y flores.

- Quédate un momento ahí.- Mi hermano me ordeno eso y desapareció entre los árboles, mis ojos lo vieron irse y yo gire mi cuerpo explorando con la mirada el lugar.

Hasta al alzar la mirada fui presencia de lo hermosa que estaba la luna llena, en lo más alto del cielo alumbraba el lugar con su luz natural, las puntas de los árboles se meneaban danzando gracias al aire que hacía.
El sonido de las pisadas y la presencia ya conocida de nuevo fue presente, observé a mi hermano nervioso y mi curiosidad fue más.
Jamás veía a Sanemi nervioso, el era un hombre apuesto con fragancia varonil, con manos rasposas por su duro trabajo y actitud violenta por el pasado.

Aquel hombre me había conquistado a pesar de todos sus tratos malos pero eso quedaba en el pasado, el Sanemi que yo conozco es una bolita de masa que solo quiere mi amor y hace berrinches por este, sin duda era la mejor parte de Sanemi pero lo mejor era que fue solo mía.

- ¿Qué sucede, mi amor?- Pregunté y observé su notorio sonrojo.

Me sentí el joven más afortunado al ver a Sanemi ser tan vulnerable ante a mis llamados cariñosos, sin duda este hombre era mi perdición y yo era la suya.
El se acercó a mi cuerpo adentrandose al interior del círculo adornado por hojas secas de un color amarillento y otras de un color naranja, las flores también eran parte de esta figura.

Sentí el nervio de mi hermano y lo miré confundido.

- ¿Sanemi? ¿Todo está bien, mi hombre?- Ví como Asintió y me relajé.

Este solo metió una de sus manos a su bolsillo y tomo con la otra mi mano derecha, confundido y desconcertado quería hablar pero solo fui callado al verlo arrodillarse con dificultad.

¿Qué era todo esto...?

Pov Sanemi.

Hace ya más de dos semanas que venía planeando está mierda pero no era bueno con los momentos llenos de emociones. Todo lo estaba haciendo por mi novio, Genya shinazugawa.
Que con tal solo ser un maldito adolescente se había aferrado e incrustado a mi vida como si fuera suya, no lo culpaba de nada pues estaba más que agradecido de que fuera parte de esta.

Recordaba con melancolía como fue el primer momento de tenerlo entre mis brazos con tan solo ser un bebé recién nacido y yo un niño de seis años, mi madre me había confiado a Genya y yo le confíe a él mi vida y mi ser.
El momento de matar a mi madre y ver a mis demás hermanos me había traumado, tenía miedo de no poder darle la vida que siempre quise que tuviera a Genya y me aleje por miedo, Uzui mi amigo desde que me adentré a la unidad de pilares contó siempre en que yo pudiera dar aquella oportunidad a Genya.

El siempre me reprendía pues al ser mayor me trataba como si fuera su hermano más pequeño, el fue el encargado de cuidarme a mí cuando recién llegué a este lugar. Realmente pensaba que era un tipo fastidioso que no sabía cuál era el verdadero dolor de perder todo y a la vez tener ese "todo" en una persona.

Me contó sobre como había asesinado a su propio hermano y que sabía lo cuál doloroso que era la vida, el me golpeaba siempre que veía mi mala y violenta actitud hacia Genya.

" ¡Es solo un niño que quiere cariño de su hermano mayor, Sanemi shinazugawa! " Recordaba aquellas palabras con amargura.

Había golpeado a Genya cuando trato de abrazarme y el solo me pateó y golpeó cuando Genya se había ido. Éramos tan diferentes pero el dolor era igualitario, yo trate de alejar a Genya, asustarlo, temorizarlo para que buscará una mejor vida sin mi a su lado y Tengen buscaba en nosotros aquel amor de hermanos que se perdió en su vida y en las nuestras, agradecía a Himejina al haber aceptado mi petición de cuidar a mi hermanito.

Yo era el responsable de que Himejina fuera aquella fraternidad nunca obtuvida para Genya, el era un buen hombre y amaba a los niños con su alma. Sabía que a Genya le iba a encantar ser mimado por Himejina. Uzui solo me miraba suplicando que fuera yo el que cuidara a Genya, negué como millonesima vez y Uzui suspiraba sin rendirse.

Cuando Tengen se enamoro perdidamente de Kyojuro y este lo rechazaba me di cuenta que el sentimiento que tenía yo hacía Genya no era amor de hermanos, era un amor más grande. ¡Mierda! Estaba arrepentido de alejarlo de mi, pero, ahora en este presente me encargaría de enlazarlo a mi.

Con una caja de madera tallada hermosamente la sujetaba con mi mano temblorosa mientras me arrodillaba ante aquel ser puro y hermoso.
Tragué saliva para iniciar a hablar.

- Genya... Shinazugawa Genya, en esta noche en la que nosotros dos solo estamos y en la que la luna y la noche solo es presente de nuestro amorío. Quiero decirte todo lo que yo siento y sabía.- Hablé con voz temblorosa y procedí.- No solo soy un idiota que te alejo de mi la mayor parte de tu vida, también fui el imbécil que te maltratado y el que no fue capaz de darte una vida digna de la que un niño merecía sin embargo, quiero que tú me aceptes como el esposo de tu vida...el que te dará todo una vez que esto termine, dame una oportunidad Genya, dame la oportunidad de hacerte el chico más feliz en el mundo porque yo ya lo soy teniéndote a mi lado.- Saqué la caja abriéndola, mostrando un anillo de plata con mi nombre.

El me miró desconcertado y observó mi dedo anular donde yo portaba el mismo anillo de plata pero con su nombre tallado.

Pov Genya.

Mi alma había abandonado a mi cuerpo desde el momento en el que Sanemi había comenzado a hablar y dar su discurso, mis ojos solo botaban mis lágrimas mientras que mis labios temblaban de la emoción.

Cerré la cajita que era posada frente mío y mi hermano me vio horrorizado, tal vez el pensó que lo había rechazado pero no fue así. Me abalanzó contra su cuerpo abrazándolo.

- ¡Tonto, eres un tonto por pensar que yo te odiaria!- Bese sus labios sujetando la cajita contra mi pecho y la abrí ante su atenta mirada brillosa colocandome el anillo con el nombre de mi amado.

- Genya...- Me dijo besándome, ya no estaba solo...Ya no era aquel niño solitario pues ahora tenía a Sanemi, mi esposo.

Estábamos orgullosamente enlazados cómo en cualquier momento en el que yo había soñado, era mi amor. Un amor completo que yo soñaba por tener y que ahora lo tenía felizmente.
Nuestras risas se detuvieron al escuchar una explosión cerca del lugar, lo miré aterrado y quise negar ante la respuesta Dada.

- Llegó el momento...El momento de derrotar a kibutsuji muzan, mi chico.- Me besó y jalo de mi mano iniciando a correr a mi lado.

No podía terminar esto ahora pero seguiríamos cuando hubiéramos derrotado a muzan junto a los demás. Yo lo sé.