Capítulo 3

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Espero les guste.
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Nuevo op, ya que al otro parece que le cayó copyright.

Hitori:¿Eh?
Nijika:¡Vamos!¡Tómalo es tuyo!

Hitori se encontraba en un estado de desconcierto, sin saber qué acciones tomar o cuáles palabras decir.

Nijika: Sabemos que lo podrás necesitar, además tú fuiste la que salvó la noche. ¡Es una especie de regalo de bienvenida!
Ryo: Además gracias a eso podremos pagar si es que la siguiente vez no llenamos el cupo.
Nijika:¡Claro! O si no tendremos que trabajar. ¡También tendríamos que hacerlo para pagar nuestro equipo!

La revelación golpeó a Hitori como una marea implacable de emociones desgarradoras, y en ese preciso instante, sintió que su corazón se hundía en un abismo oscuro y doloroso. La vergüenza y la tristeza se apoderaron de su ser, dejándola con una sensación de desesperación abrumadora.Con su mente sumida en pensamientos tormentosos, Hitori buscó desesperadamente algo que pudiera ayudarla a lidiar con la avalancha de emociones que la invadían. En un acto casi automático, sintió la necesidad de hacer algo tangible, algo que pudiera expresar la intensidad de su angustia y, al mismo tiempo, ocultar el dolor que se alojaba en lo más profundo de su corazón.Entonces, sin más remedio, sus temblorosas manos se aferraron al dinero que le habían dado y a la alcancía que siempre llevaba consigo.

Con gestos vacilantes, extendió el dinero frente a ella, como si estuviera mostrando el lastre de sus propias expectativas y sueños aplastados. Era un gesto simbólico, una forma de liberar la carga de un futuro que parecía desmoronarse frente a sus ojos.En la alcancía, resguardada con celo, yacía el dinero que su madre había ahorrado diligentemente para su boda, una suma destinada a ser el punto de partida para una vida compartida con alguien a quien amara. Sin embargo, en ese preciso momento, Hitori sintió que ese sueño estaba tan lejos de su alcance que se desvanecía en la bruma de la desesperanza .Mientras observaba el dinero y la alcancía, una mezcla de sentimientos encontrados la embargó.

El dolor de aceptar que sus propias inseguridades habían dejado a un lado la posibilidad de encontrar el amor y la felicidad, se entrelazaba con la gratitud y el remordimiento por el sacrificio de su madre.Aquella alcancía, una simple caja de metal, se convirtió en un emblema de la fragilidad de los sueños y las promesas rotas. Contenía el peso de las expectativas no cumplidas y el dolor de la pérdida, pero también representaba una oportunidad de redención, un recordatorio de que aún había esperanza.Con lágrimas en los ojos, Hitori cerró su puño alrededor del dinero y la alcancía, aferrándose a ellos como si fueran los únicos fragmentos tangibles de una vida que parecía escaparse entre sus dedos. Prometió a sí misma que lucharía para encontrar su propia felicidad, que honraría el sacrificio de su madre y que, de alguna manera, encontraría la forma de reconstruir sus sueños desvanecidos.

Izuku:¿Y eso qué es Hitori-chan?
Hitori:*llorando dramáticamente* El dinero que me dieron pueden quedarse lo *snif* y esto lo estaba ahorrando mi madre para mi boda.¡Pero por favor, no me hagan trabajar!
Nijika/Ryo: ¡Claro que no!¿¡Por qué lo tomariamos?!/ Gracias por el din-

Nijika me tiró un manotazo a Ryo para evitar que tomara el dinero.

Izuku:¡No hagas eso Hitori-chan!¡No es necesario!
Hitori: Es que.... Si trabajo....

En su mente, ella fantaseaba con un oscuro escenario en el que su labor desesperada por mantener su trabajo resultaría en una sentencia de muerte, pues temía que ahuyentar a los clientes conllevara consecuencias extremas. Imaginaba que todos sus sueños y esfuerzos invertidos en encontrar una banda, hacer amigos y encontrar la felicidad se desvanecerían en vano debido a esa ocupación tan desgastante. Sumida en sus propios pensamientos, su mente se perdía en un laberinto de preocupaciones y no lograba captar las palabras que sus amigos intentaban comunicarle, quedando ajena a todo lo que sucedía a su alrededor. En ese trance mental, la incertidumbre y el miedo la envolvían, oscureciendo su visión y ensombreciendo su capacidad para escuchar y recibir el apoyo de aquellos que la rodeaban.

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