Muerdeme | Hyunlix

25

Despertar junto a Hyunjin era algo a lo que me gustaría acostumbrarme. Especialmente cuando estaba despertando con una lluvia de besos en mi frente, nariz y mejillas. Mis ojos se abrieron y se encontraron con los suyos.

Los ojos de Hwang Hyunjin me intrigaron, me encantaba la forma en que esas especificaciones superaban por completo sus ojos cada vez que sentía una fuerte emoción; ira, felicidad, incluso lujuria. Ya me había acostumbrado al cambio, del marrón al dorado, pero no me sorprendió menos.

"Buenos días, Tigre", le sonreí afectuosamente a la única persona, excepto quizás Lia, que no perturbaba mi sueño y no me golpeaba en la nariz; solo porque no necesito descansar no significa que no me guste.

"Buenos días", dijo Hyunjin, pasando una mano grande por mi cabello. "Nos quedamos dormidos, el desayuno comienza en quince minutos".

"¿Entonces? Vamos a saltarlo" sugerí encogiéndome de hombros.

Hyunjin negó con la cabeza. "No puedo. Quizás no tengas que comer, pero yo sí".

Hice un puchero, pero asentí en comprensión. "Está bien, bueno, no voy. No tiene sentido levantarse solo para sentarse a la mesa y pretender que te odio".

Mis ojos se clavaron en su cuello, y vi los dos pequeños pinchazos que le había dejado en la piel; marcas de mordida. Los hombres lobo se curaran rápido y, sin embargo, las marcas seguían allí, descoloridas pero aun visibles. Me preguntaba si alguna vez desaparecerían por completo. Dejé que mis dedos se deslizaran sobre ellos, y sentí una extraña sensación de posesión sabiendo que había dejado mi marca en Hyunjin. Él era mío "Tendrás que cubrir esto" le dije.

Hyunjin se llevó la mano al cuello y envolvió sus dedos con los míos. "No sé, me gusta. Lo llamaré picadura de mosquito o algo así". Llevó mi mano a sus labios y presionó un beso en mis nudillos. "Las actividades comienzan justo después del desayuno, así que si no vas, es posible que no puedas participar".

Me burlé. "Haces que suene tan trágico. Honestamente, prefiero tirarme una sanguijuela por los pantalones antes que jugar fútbol con tus amigos fuckboys".

Hyunjin resopló y sacudió la cabeza divertido, no era como si no hubiera escuchado el término antes. Él sabía que no me gustaban mucho sus amigos. "Estoy bastante seguro de que eso no está en el cronograma", dijo con un movimiento de sus ojos. "Además, me enteré de que tu compañero para las actividades es tu compañero de tienda", añadió, sonriendo cuando levanté las cejas: el engreído bastardo sabía que había captado mi atención. "Piénsalo: tú y yo derribando a mis amigos fuckboy todo el día".

La idea me pareció atractiva, incluso tuve que admitirlo. Me senté en el saco de dormir y dije: "Pásenme mis cosas. Tengo que prepararme para el desayuno".

Hyunjin solo se rio, sacudió la cabeza y extendió la mano hacia donde estaba mi bolsa.

***

Las "actividades" planeadas para el día resultaron ser muy divertidas y atléticas como esperaba, pero, gracias a Dios, no había fútbol americano.

Sin embargo, tuve que pasar el día afuera en el frío con insectos, pasto y animales pequeños que salieron literalmente de la nada. No era mi idea de pasar un buen rato, pero Hyunjin había tenido razón cuando derribamos a sus amigos. Eso ciertamente hizo que mi día fuera mejor. No era un atleta, pero naturalmente era fuerte y ágil, y también lo era Hyunjin.

En otras palabras, los equipos oponentes no tenían ninguna posibilidad. Hyunjin y yo ganamos en casi todo, desde relevos hasta carreras de canoas. Incluso los jugadores de fútbol más voluminosos se quedaron atrás.

Eso no quiere decir que no siguiéramos nuestra dinámica habitual. Lo que me agradó más que dejar a los fuckboys en el polvo fue joder con Hyunjin todo el día. Novio de calidad, lo sé. "Accidentalmente" solté la cuerda de aseguramiento durante la escalada en roca, lo que provocó que Hyunjin cayera al suelo y se riera bastante, junto con un poco de regaño. Justo antes de una carrera de sacos, puse un gran escarabajo en el saco de Hyunjin, se cayó con un chillido a mitad de la carrera y se retorcía en el suelo, tratando de salir del saco de patatas, por lo que tenía que ser el más cómico momento de mi vida. Hyunjin me había maldecido por mis payasadas, presentando un espectáculo encantador para nuestros espectadores, pero los dos sabíamos que nos habían sentido con menos malicia y más bromas, y siempre podía ver la risa en sus ojos.