En la habitación

23 2 0
                                    

—¡No se diga más! The table is fucking rolling!... Así partía mis programas, tratando de disimular mi falta de energía...— Edo se queda mirando el vacío sin importarle si deja en ascuas a su acompañante.

La habitación apenas está iluminada por la luz cálida que se cuela por entre medio de una persiana americana, la que como todo en aquel sitio tiene un aire a los años noventa. Hay un calor entrometido, pero los presentes no pareciera importarles, uno viste de traje formal y el otro una cómoda bata de tela blanca.

—¿Por qué disimulabas tu falta de energía? ¿no es más fácil decir que estás cansado?— Pregunta el hombre inquisidor.

—¿Usted sabe quién soy yo? ¿Acaso no escuchó a mi amigo Tomás? ¿De dónde cree que saco plata para pagar estos lujos?— Apunta con un ademán hacia un aire acondicionado evidentemente averiado. —Esta huevadita no la regalan ¿sabía usted?— Bate una gaviota de oro con su brazo tatuado y lánguido.

—No hace falta que me repita quién es, a todos aquí se tratan con igual dignidad; la verdad es que no me gusta mucho el humor, por lo mismo rechacé varias invitaciones suyas... yo estoy aquí para ayudarlo— sentencia.

—¡Pfua! "Para ayudarlo"— Remeda. —Desde antes de la pandemia que estamos conversando dígame ¿por qué aún seguimos viéndonos, señor?— Clava sus incisivos.

—Si no te conociera diría que esto es una forma muy extraña de masoquismo, pero voy a complacer el deseo de mi querido paciente— Se acomoda en la silla. —Usted piensa mucho, piensa tanto que no ha podido terminar de procesar su diagnóstico... en cada sesión intento ayudar a que pueda resolver cierto conflicto en su vida, yo nada más respondo a todas tus inquietudes y te guío— transparenta el hombre.

Edo no responde, solo se relaja en su asiento, tira la cabeza para atrás y da un profundo respiro... y luego grita.

The table is fxcking rollingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora