36.

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(Narra Takashi)

El ambiente era incómodo, se notaba a kilómetros la fuerte irá que sentían ellos por aquel hombre que se llamaba Adam, comenzaba a preocuparme estar así, ya que miya se había quedado paralizado desde que escuchó las palabras de aquel hombre, no se movía, solo miraba al suelo con aquellos ojos verdosos mostrando dolor y sufrimiento.

Me dolía verlo de esa manera, no sabía que sucedía pero si eso lo ponía de esta manera mejor mantener a ese tal Adam alejado

Tome a miya de la mano de forma disimulada, entrelazando estás para darle algo de confianza

- miya, cuando diga 3 corremos hacia la salida de S, te parece? - le pregunté con el objetivo de que esté aprobará mi plan, en respuesta, el apretó el agarre de mi mano, finalmente salió del trance para murmurar una pequeña palabra

- si... - aquel monosílabo casi totalmente inaudible, de no ser porque me acerqué lo suficiente, yo solo asentí ante lo que murmuró para comenzar a contar en voz baja, tratando de no llamar la atención de los demás alrededor, antes de llegar a 3 me acerque a langa; quien estaba al fondo mirando asqueado a Adam con tal de decirle mi corto plan. Tras explicarle la situación el disimuladamente asintió con la cabeza y me hizo una seña para que me fuera...

- 3!! - grité tirando de la mano de miya para  arrastrarlo a la salida de S mientras que el solo se aferraba con fuerza a mi mano confiando en ello como lo único que nos podía sacar de aquí, a pesar de lo horrible que era la situación yo me sentía como un héroe de videojuego, sentía que estaba salvando a alguien, a la princesa que nunca falta en aquellos juegos de rol; solo que está vez no era una princesa sino un principe, principe llamado: miya chinen

Por más estúpido que suene, así me sentía yo en esos momentos, como el héroe de un videojuego de rol que acababa de salvar a la princesa y ahora estaba escapando de palacio del villano con ella, pero, como dije antes, está vez era un principe, el príncipe más hermoso que jamás ví

Una vez estuvimos lo suficientemente lejos de S decidí que debía descansar por lo que llevé a miya hasta la estación de buses más cercana para poder descansar allí en lo que esperábamos al último bus que pasaría ese día.

Conocía muy bien el horario de buses, lo suficiente como para saber que el último bus del día pasaría en 5 minutos por nuestra parada, el bus no nos dejaría muy lejos de casa y sería una buena forma de descansar.
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Durante el tiempo en que esperábamos al bus, él y yo nos quedamos en silencio, yo sabía que el no iba a hablar de ello así que decidí no pedir la respuesta, al menos no todavía, en cambio, me centre en consolarlo, calmando sus nervios y su cansancio por correr tanto.

Miya parecía perturbado, incluso después de mis Miles de intentos por tranquilizarlo pareció que funcionó solo que no del todo pero entonces recordé.

Flashback por qué si :3

-miya, por qué lloras? - preguntó aquel niño pequeño que no se preocupaba por nada más que los juguetes y los dulces.

- e... Es.. que.. - sollozó un miya más joven preocupado, con lágrimas brotando cada vez más de sus ojos

- no llores! No me gusta verte triste - chilló un yo más pequeño con esa aguda voz de aquel entonces intentando secar las lágrimas de su mejor amigo

- entonces cántame algo! - gritó con su aguda voz el miya más joven, haciendo un pequeño pero adorable puchero con aquellas mejillas regordetas

- eh? - mi yo más joven era capaz de entender lo que había dicho, él lo noto así que, aún sollozando, explicó.

- escucharte cantar me hace feliz, si no quieres que llore, canta! - comenzó a chillar el pequeñito , pataleando y haciendo un berrinche.

- bien, bien... - murmuró él pequeño yo con un puchero, en ese entonces me avergonzaba mi voz pero si con ello podía hacerlo feliz entonces cantaría

Tome aire y recite una canción que a miya le gustaba mucho en ese momento, al oírme cantar el pareció tranquilizarse, para cuando había terminado la canción el ya estaba tan sonriente como siempre lo estuvo en ese tiempo

Nunca supe que le ocurrió ese día pero sabía que lo había ayudado, que lo había hecho feliz a pesar de eso.

Fin del flashback

Al recordar aquello supe lo que debía hacer, debía cantarle, quizá el haya cambiado y ya no pase de la misma forma que entonces pero no perdía nada con intentar, por lo que comencé a pensar en una canción que podría cantarle.

(La cancion que sale arriba)


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Miya pareció calmarse un poco, se dejaba llevar lentamente por la suave canción, para terminar la canción decidí abrazarlo, mecer su cuerpo en mis brazos para darle calidez, demostrándole que estoy allí para el, por otro lado, el no tardó en corresponder al abrazo.

- miya... Tranquilo - pasé mi mano por su suave cabello negro en forma de consuelo con el objetivo de mostrarle mi cariño, de demostrarle que cambié, y así fue, el escondió su cabeza en mi pecho abrazándome más fuerte

- gracias - murmuró por lo bajo mientras yo sentía como mi camiseta se mojaba un poco por las lágrimas que volvían a brotar de los ojos de miya, en respuesta, lo tome de las mejillas para que me viera a los ojos secando las lágrimas con mis pulgares  y plantando un corto beso en la frente.

Mi madre siempre solía hacer lo mismo cuando yo lloraba, esas suaves caricias de ella sanaban todo en ese entonces, quizá ya no sea así pero al menos debe de poder hacer algo.

Miya colocó sus suaves manos sobre las mías para pegarlas más hacia sus mejillas, acariciándose a si mismo con estás, suavemente restregando su mejilla contra mi mano calmadamente

- Takashi, hay algo que debo decirte - hablo él repentinamente con una seriedad que jamás imaginé ver

el reencuentro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora