Wednesday: Gabe

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—¡No quiero ir! —grité a mi madre.

Ella clavó sus siniestros ojos en los míos.

—Irás, Gabe.—dijo fría para luego volver su vista a la carretera.

Me apoyé en el vidrio del auto. ¿Por qué mi madre me hacía ir al psicólogo tan sólo por besar a un chico? ¡Fue un jodido accidente!

—Ya casi cumplo la mayoría de edad. ¿No crees que soy lo bastante adulto para tomar mis propias decisiones? —contraataqué.

Mamá giró el coche con toda su fuerza haciendo que tenga que sostenerme para no caer.

—¡Dejalo ya! Vas a ir. Ademas, aún tienes diecisiete años y debes obedecer.

Sus ojos cafés se muestran enfadados, se que está exhausta. Pero debe saberlo, no puede manejar mi voluntad a su gusto.

—¿Por qué tienes que ser siempre tan grosera? Yo también soy humano.—Sus nudillos se volvieron blancos al hacer tanta fuerza sobre el volante.

—Es lo que Dios manda. Él creó al hombre y a la mujer por una razón.—se limitó a decir.

Ya estaba harto de toda esta mierda, odiaba que siempre tuviera una excusa para todo. Debería dejarlo ya y entender que su hijo es feliz teniendo relaciones con chicos.

Pero claro, ella no lo sabía. No podía ir y decirle "Oye, mamá, tú único hijo hombre es gay".

No, no suena para nada bien.

Luego de unos minutos, el coche frenó frente a una casa. No era muy grande y estaba pintada de un blanco viejo, todo lo contrario a lo que pensé que vería.

—Bájate.—ordenó mamá.

Bajé y me planté en el porche con mala cara y brazos cruzados. Espero que mi madre entienda el mensaje.

—Muéstrate más amable, Gabe.—dijo, obedecí sólo porque no quería quedar mal con R.J Miller en mi primera sesión.

Presioné el timbre, a los pocos minutos salió una mujer. No era mucho más grande que yo, quizás unos veinticinco. Tenia un cabello oscuro y ondulado, pero lo que me dejó verdaderamente sorprendido fueron sus ojos hermoso de azul oscuro.

¿Alguna vez han observado el cielo cuando está en ese punto en el que no es celeste pero tampoco negro? Pues de ese color son sus ojos.

—Hola.—saludó mi madre dedicadamente mientras le extiende su mano.—Yo soy Crystal Lower, te he hablado por teléfono esta mañana.

La chica asiente sonriéndonos, parece agradable.

—Lo recuerdo.—dijo para luego mirarme.—¿Tú eres Gabe Lower?

Asiento con la cabeza, estoy demasiado ocupado buscando constelaciones en sus ojos.

—Un gusto, soy Rebecca Julie Miller, pero puedes decirme Becca.

Vuelvo a decir que si en un movimiento sin saber que debo decir exactamente. No estoy así porque me atraiga Becca, es una chica muy linda, pero sigo siendo homosexual. Creo que me inquieta el hecho de tener que contarle que soy gay y que ella deba decírselo a mi madre.

—Si quieres puedes pasar.—dijo la pelinegra corriéndose a un lado.

Entré y atrás mío mi madre estaba decidida a pasar, pero mi nueva psicóloga la detuvo.

—Con todo respeto, Crystal, no estamos en un jardín de infantes.—dijo, la cara de mamá se había puesto roja.—El chico ya es grande, puede pasar a mi despacho solo.

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