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Soojin fue arrastrada al segundo piso, cuando ambos adolescentes llegaron hasta la máquina expendedora, el ruido de la lluvia era mucho más claro

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Soojin fue arrastrada al segundo piso, cuando ambos adolescentes llegaron hasta la máquina expendedora, el ruido de la lluvia era mucho más claro.
En silencio, Suho colocó su tarjeta y presionó algunos botones de la máquina, está hizó un sonido y después los comestibles empezaron a caer.

Soojin se agachó con la intención de tomarlos, sin embargo, fue detenida por el más alto, el cual la tomó del brazo jalandola hacia arriba, la miro sin expresión alguna.

– ¿qué? –preguntó cuando el chico no la soltó ni despegó su mirada de la de ella– dejame tomarlos

– tus manos –señalo con la mirada– aún tienen crema

La soltó, agachandose y tomando las cosas el mismo, la mirada de Soojin se desvió entre el perfil y espalda de su amigo.
Soojin suspiro, el clima, cansancio y las actitudes extrañas de Suho y Seojun la hacían sentir rara.

Suho sacó su tarjeta, pero antes de que pudiese comenzar a caminar, Soojin colocó su tarjeta y presionó otro par de botones en el aparato eléctrico, dos latas de café de vainilla con leche de almendras cayeron por la rejilla, no le dió tiempo a Suho para tomarlas, pues apenas el chico se acercó ella ya lo había hecho, le regaló una media sonrisa complacida.

– mis manos están secas –mostró una de sus palmas– ¿ves?

Soojin se colocó a su lado, así ambos jóvenes comenzaron a caminar de regreso a su aula.
Estaban bajando las escaleras cuando Suho rompió el silencio

– ¿tomaras café a esta hora? –cuestionó con indiferencia– no puedes dormir si tomas cafeína después de las cinco

una corta risita se escapó de los labios de Soojin, quien aún sin mirarlo respondió– no son para mi

– ¿hm?

– estas cansado ¿verdad? –ahora fue ella quien lo cuestionó– por eso actuaste así antes, te pones de mal humor cuando tienes sueño

Suho no respondió, aunque sabia que su amiga tenía razón.

– desde niños has sido así, tan malhumorado –otra risa– solía pensar que era la niña más seria y callada hasta que te conocí, me di cuenta que realmente había alguien más malhumorado que yo

– ...

pero, incluso si eres más callado y reservado que yo...no hay ningún momento en que me hayas hecho sentir sola, incluso si nuestro tiempo juntos se divide entre silencio y estudios...yo lo disfruto, porque estoy contigo

Una leve calidez se apoderó del pecho de Soojin, quien sintió vergüenza al decir lo anterior, tal vez el cansancio y desgaste le estaban provocando también ganas de abrirse emocionalmente.
Suho no dijo nada, simplemente extendió su mano hasta su lado, Soojin lo miro confundida.

– el café –señalo– dijiste que lo compraste para mi

– oh, si –asintió, entregando el presente–

Sus dedos rosaron con los del contrario, una corriente eléctrica sacudió su espalda.

Siguieron caminando en silencio, llegando de nuevo hasta el aula donde sus amigos los esperaban. Soojin le abrió la puerta a Suho, dejándolo entrar primero.
SooAh saltó sobre ellos cuando miro todos los paquetes de comida y bebidas que traían, sintió que su estómago gruño cuando Soojin le dio un asentimiento para que pudiera tomar lo que quisiera.
Jugyeong y Taehoon hicieron lo mismo, acercándose hasta el banco donde Suho puso la comida, Jugyeong tomó un paquete de galletas y un jugo de naranja, Taehoon una bolsa de papas saladas, gomitas y un refresco de uva.

Suho se fue a sentar en una de las bancas al fondo del aula, regalándole una fugaz mirada a la sonriente Jugyeong quien hablaba animada con la pareja del grupo, carraspeo su garganta y desvío la mirada hasta la lata de café en sus manos, suspirando.

Aun sentado en la silla del profesor, Seojun fingía dormir, con la cabeza escondida entre sus largos brazos los cuales también descansaban sobre el escritorio. Escuchó pasos acercarse, supuso que era Jugyeong de nuevo, la chica amable siempre dispuesta a sonreírle incluso si se portaba como un patán, sonrio instintivamente cuando la escuchó pararse a su lado.

– hmm, ¿tanto quieres hablar conmigo? –lentamente se levantó– jugyeong-ah

Sin embargo, su sonrisa se borro cuando a quien encontró, fue a la misma Kang Soojin, viéndolo sin expresión alguna, Seojun realmente nunca podía descifrar o imaginar lo que la más baja pensaba.
Sin decir ninguna palabra, Soojin dejó sobre el escritorio la segunda lata de café de vainilla con almendras que había conseguido de la máquina expendedora. Antes de que pudiera irse, Seojun la detuvo

– ¿qué es esto?

– café

rodo los ojos– lo sé, sé que es café, lo que quiero decir es porque lo dejas aquí

– porque es tuyo

– ¿ah?

Ahora fue turno de Soojin de rodar los ojos, se devolvió a su lugar inicial al lado de Seojun, cruzándose de brazos.

– puedes quejarte de Suho todo lo que quieras, pero ambos son iguales –suspiro– tienes sueño ¿verdad?, por eso eres el doble de molesto hoy

–gruño– Yah, princesa privilegiada ¿a quien llamas molesto?

– tomá el café y recupera la energía, así no seguirás molestandome a mi o a Suho

– aaah entiendo –sonrió– ¿estas tratando de sobornarme para que ya no los moleste a ti y a tu amiguito?

tómalo como un soborno si quieres

Seojun soltó una risa, bastante cautivado por la acción de la niña.
Con una última mirada, Soojin se alejó, uniéndose a sus amigos quienes seguían charlando y comiendo.

Seojun tomó la lata en manos, dándole un vistazo sonrió, sus mejillas viéndose un poco rojas por la vergüenza que sintió al reconocer que de hecho, aquel era su sabor de café favorito, el único que podía soportar, en realidad.

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