El afortunado

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Día 4: boda/propuesta

A veces, las cosas no salen como uno quiere.

Y si no, que se lo digan a Reo.

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—¡Me encanta esta época del año!

—Maldita sea, la odio —recibió un tortazo en toda la nuca por su expresión malsonante.

—¿Qué te he dicho de hablar así? —le miró con ojos asesinos.

Bachira se rió ante el panorama. Reo hizo un puchero de disconformidad a Barou, pero este le amenazó con pegarle de nuevo.

—Vamos, vamos, no se permite la violencia en este lugar.

Los tres miraron al que había hablado. Aryu hizo ondear su larga melena que soltaba brillitos. Bachira se fue a saltarle encima mientras Barou le regañaba. Reo suspiró. Cuando decía que no le gustaba aquella época del año terrenal, lo decía de verdad. Era cuando más ángeles del amor se reunían en un mismo espacio, a la espera de que el arcángel viniera para asignarles a su humano.

Todos los ángeles dejaron de revolotear de un lado para otro en cuanto notaron la presencia del arcángel.

—¡Bienvenido, arcángel Niko! —chilló Bachira con entusiasmo.

Aryu también saludó de la misma manera. Algunos lo hicieron de forma más calmada y unos pocos decidieron mostrarle respeto con un suave cabeceo. Aunque era pequeñito y tenía una apariencia de lo más adorable, cuando se le veían los ojos, era señal de que estaba enfadado de verdad. Se decía que quien había podido ver el color de sus ojos, había caído en desgracia.

—Bienvenidos, ángeles. Un año más, nos reunimos aquí para poder asignaros a ese humano afortunado que tendrá la dicha de experimentar un amor distinto al de Dios y al de una familia. Sin más demora, procederé a asignaros cada afortunado.

Nada más terminar de hablar, los ángeles se colocaron ordenadamente en fila india. Con un solo toque del arcángel Niko, los ángeles recibían toda la información de su afortunado y de su persona amada en la mente. Cuando le llegó el turno a Bachira, este puso una expresión extraña. Su enorme sonrisa desapareció en un momento después del toque del arcángel. Todos los demás se dieron cuenta. El ángel Bachira era un ser tan radiante como el sol. ¿Por qué había dejado de sonreír? ¿Acaso era una premonición de tiempos difíciles que estaban por llegar en el reino de Dios?

El arcángel Niko apartó a un lado al triste ángel y siguió asignando afortunados a los demás. Reo se había colocado el último de todos porque ya sabía lo que se venía. Cuando el arcángel llegó hasta él, simplemente le dio una pequeña sonrisa y colocó sus manos detrás de su espalda.

—Bien, ahora todos tenéis afortunados asignados. Buena suerte en vuestra misión.

Los ángeles no tardaron demasiado en dispersarse. Reo miró con preocupación a Bachira, pero vio más prudente preguntarle cuando estuviera a solas con él.

—Reo —llamó el arcángel—. Espera un momento, por favor. Tengo que hablar contigo.

—Sí, señor.

Con un suave movimiento, Niko colocó a Bachira al lado de Reo.

—¿Pero por qué, arcángel Niko? ¿Por qué mi afortunado no tiene?

Reo miró sorprendido a Bachira. ¿Le había mostrado al humano que le tocaba y no a la persona que sería su futura pareja? Era la primera vez que escuchaba algo así.

Nagireo Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora