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Capituló 1, la cafetería de Londres.

Estaba en mi tercera semana de trabajo en la mejor cafetería de Londres, era lunes por lo cual la mañana estaba llena de personas esperando su café para tener energías para el inicio de semana, y el regreso al trabajo.

Yo también tomaba mi café luego de atender a todas estas personas, pero dudo que termine en media hora.

Leslie mi compañera de trabajo se encarga de hacer los cafés y yo de tomar los pedidos. Le hemos pedido a Scott —nuestro jefe— que considere la idea de contratar a más personas para la cocina, entre dos no podemos hacer un solo trabajo.

—Una capuchino para la mesa número 11. —dije un poco agitada poniendo la libreta en la mesa y sentándome en ella.

—Odio los lunes. —dijo Leslie un tanto molesta.

—Yo también lo hago. —hice una mueca— no me gusta tener que atender a demasiadas personas en una sola mañana, ¿cual es la necesidad de entrar a una cafetería al ver que esta llena? no es por ofender, pero yo nunca entraría a una cafetería al ver que está repleta de personas.

—Eso nos pasa por trabajar en esta cafetería, ¿lo merecemos?, no. —se contestó a ella misma haciendo uno de los pedidos.

—¿Necesitas ayuda? —pregunté.

—No, gracias. —me miro con el ceño fruncido— la última vez me hiciste perder la cuenta al ver cuantos cafés habías preparado y nos tocó tomarlos, y esa noche no dormí.

Escuchamos el timbre de la puerta al abrirse, supe que un nuevo cliente había llegado.

—Perdón por ser tan atrevida. —dije molestando y me baje de la mesa para dirigir mi cuerpo hacia la mesa donde un hombre estaba sentado.

Este hombre llevaba un gorro, junto a unas lentes de sol... ¿lentes de sol? el sol ni siquiera ha salido.

—Buenos días, ¿ya tienes tu orden? —pregunté acercándome a él viendo la libreta.

—Buenos días, chica. —sonrió— me gustaría un Latte. —quito sus lentes.

—Claro. —aparte mis ojos de la libreta para dirigirlos a los suyos.

Sus ojos eran como dos botones de chocolate, eran brillosos con ese lindo marrón claro.

—Si, claro. —agite mi cabeza y dirigí mi mirada de nuevo a la libreta— en unos minutos lo traigo. —sonreí.

—Gracias. —hizo la misma acción.

Regrese a donde Leslie para informarle del nuevo pedido.

—Un Latte para la mesa número 9. —dije sentándome de nuevo en la mesa.

—¿Te tardaste tanto para eso? —preguntó ella y yo rodé los ojos.

—Ese hombre es extraño, por eso me tarde.

—Si es de los hombres que no se deciden por cualquier cosa, créeme que yo soy así, y no es ser extraño. —dijo ella poniendo un café en la barra.

—No, no es eso. —me baje y empecé a poner los cafés en la bandeja— el hombre traía unos lentes de sol.

—¿Lentes de sol? esta ciudad si es rara.

Not in this life. ** [Joseph Quinn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora