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Capituló 3, Mocca.

Miércoles, uno de los mejores día de la semana, casi no hay clientes, aunque es aburrido cuando Leslie no se encuentra aquí.

El día estuvo tranquilo, hubieron 35 clientes en total, y no me estrese tanto como siempre lo hago. Ya estaba cerrando cuando la puerta se abrió.

—¿Todavía se puede? —escuché detrás mío.

Me voltee y ahí se encontraba Joseph, de pie frente mío, con sus manos en los bolsillos y los mismos lentes que siempre cargaba.

—Llegas un poco tarde. —dije— estaba por cerrar.

—Mm... tuve un día difícil, y un café me caería bien. Además, sería mi segundo día para intentar que me des tu número. —contestó y yo reí.

Lo mire unos minutos.

—Romperé las reglas, esta bien, te daré tu café. ¿Cuál quieres?

—Mocca.

—¿Te gusto? —pregunté.

—Así es, me encanto. —me miro con una sonrisa y yo baje mi mirada.

—Está bien, ya te lo traeré.

—¿Y tu compañera?

—Ella se tomó el día. —dije.

—¿Fue difícil este día para ti? —preguntó.

—No tanto, pero me acostumbro a tener a Leslie a mi lado. —dije caminando hacia la barra.

Él fue detrás mío y se sentó en el mismo asiento de ayer.

—¿Necesitas ayuda? te puedo ayudar a barrer, o ha acomodar las sillas.

—No es necesario, eres un cliente no un trabajador. —le sonreí.

—Pero no me molestaría ayudarte.

—Me has dicho que tuviste un día difícil, no te pondré a trabajar. —reí.

—No me molestaría, en serio.

—Tranquilo, Joseph, además ya terminé todo, cuando entraste ya estaba por apagar las luces.

—Está bien, esta bien. —él quito sus lentes dejándome ver sus lindos ojos marrones.

—Ya regreso. —dije y él asintió.

Fui a la cocina y preparé el café de Joseph rápido, no es por ser egoísta pero si estaba un poco cansada, aunque de haber sido otro cliente de seguro le hubiera dicho que ya estaba cerrado.

Regrese a la barra y se lo entregue.

—Disfrútalo. —sonreí.

—Gracias, Ivy. ¿Recuerdas que ayer haríamos preguntas? quiero seguir con eso. —dijo.

—Está bien, acepto. —sonreí— pregúntame.

—Okay, ¿cuál es tu edad?

—Tengo veintidós. —sonreí.

—Eres muy joven.

—Vamos, eres un abuelo, solo me llevas seis años. —sonreí.

—Eso es demasiado. —dijo y yo reí.

—¿Sigues queriendo mi número? —pregunte y él se acercó a mi.

—Tu edad no importa cuando alguien te atrae.

Dijo y me quede confundida por lo que acababa de decir, ¿me atraigo?

—¿Eh? —pregunté. En serio parecía una estupida tonta, vamos Ivy, fue directo.

Not in this life. ** [Joseph Quinn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora