Tú, Yo y Él

Capítulo II

💥Kacchan/Bakugo: Katsuki de U. A
🗡️Kats/Katsuki: Katsuki de Universo Medieval

Espero que no se confundan tanto, intentaré diferenciarlos lo mejor que pueda (por eso los apodos y el nombre por separado).

Izuku está confundido y perplejo por observar aquellos dos pares de ojos rubíes, tan idénticos que le dan escalofríos. ¿Por qué demonios hay dos Bakugo Katsuki?

Dos Kacchan, dos rubios que comparten la mirada más penetrante que jamás ha visto en su vida, dos veces la voz ronca que aún lo hace temblar cuando se escucha molesta, maldición, son como gemelos.

El Bakugo de uniforme se ha quedado unos minutos en silencio, sin duda muy confundido e impresionado, pero pronto se repone y da varios pasos quedando cerca de su otro yo.

— ¿Es alguna ilusión o un clon creado por el quirk de alguien? ¿O un robot? —Kacchan comienza a exigir respuestas, ¿cómo se atreven a hacer un experimento con su imagen sin su permiso? 

— Que raro me veo con esas ropas. —comenta el de pecho descubierto con cara disgustada.

¡Mira quién lo dice! El que parece salido de una obra de teatro, piensa Izuku.

— Kacchan, tenemos que decirte algo, algo muy extraño. —habla despacio y con cautela el rizado de cabello verdoso. Nota como Aizawa-sensei también se acerca un poco en silencio, quizás para controlar al rubio, o a los dos rubios, cuando uno de ellos se entere de todo.

— Escúpelo. —gruñe levemente al ver su nerviosismo, pero no le quita la mirada de encima al tipo igual a él con ojos juzgadores.

— Es que... — Izuku ya parece estar temblando, no encuentra la forma de decirle sin que suene una locura y que se lo tome en serio.

Pero el Katsuki de capa se da cuenta de que casi va a vomitar de los nervios, o arrancarse el cabello buscando una forma de contárselo al de uniforme. Por eso toma la decisión de ser él quien se lo diga, él es quien no debería estar aquí, así que se siente con el deber de hacerlo.

Con dos pasos llenos de seguridad, se planta frente al rubio que no viste muy bien en su opinión y gusto personal.

— Escucha, idiota, lo que Izuku quiere decirte es que soy realmente tú, pero de otro mundo, lo creas o no. —su mirada seria hacen juego con su tono de voz, los que cree los indicados para este momento.

Aunque Kacchan, como Izuku le dice, no le cree nada por supuesto.

— ¿Qué puta broma es esta? ¿Quién diablos eres? Deja de copiar mi apariencia, ¿qué mierda son esos trapos con los que me has vestido? Me veo como un raro adicto a leer cuentos de princesas y que no conoce las camisas.

— ¡¿A qué le llamas trapos, imbécil?! Esta capa fue creada con la mejor tela importada desde otro continente y bordada con hilos de seda por las mejores costureras que sirven a la realeza. —Katsuki gruñe recogiendo su espada en un rápido movimiento y la aprieta fuertemente de la empuñadura, nadie insulta su gloriosa capa, que se ha vuelto un símbolo de fuerza y grandeza en su reino—. Cuesta más que tu puta y desnutrida camisa, mírate, deberías de mostrar tu torso con orgullo.

— ¿De qué realeza hablas? Puta madre, Izuku pide una camisa de fuerza para este loco.

— ¿Cómo te atreves a llamarme loco? —casi parece echar espuma de la boca pero luego le surge una duda que le dispersa su rabia momentáneamente—. ¿Y qué es una camisa de fuerza?

— Olvídalo, lo mejor es anexarlo. —mira al peliverde.

— Kacchan, es cierto lo que dice.