♭Capítulo seis.

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—A la verga — refunfuñó Aldo —

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—A la verga — refunfuñó Aldo —. ¿Acabamos de llegar y ya nos localizaron? Parecen el FBI — se quejó mientras sostenía su celular.

—Ya sé, mien. Extraño cuando íbamos a las tortas ahogadas de Don Julio... — compartió Mariana.

—Esas si eran tortas. Aquí nomás te dan una chingaderita bien chiquita y cara. — admitió el castaño a la par que examinaba el menú del restaurante.

La banda no acostumbraba salir del hogar que compartían para cenar; en su itinerario normal simplemente pedirían por alguna aplicación de comida y pasarían la noche jugando videojuegos juntos. Pero este no sería el caso, todo porque cierto pato y oso pensaron que sería buena idea juntar a sus cochinitos de oro por una noche, sin importar lo mucho que estos se negaran.

Roier soltó un suspiro pesado —Lo lamento, esto es mi culpa. No tienen porque lidiar con mi mierda.

—No digas pendejadas, loco — consoló Aldo a su manera —. Ni siquiera tenemos por qué hablar con él. Solo una cena tranquila y ya.

Detrás de él, un híbrido de oso junto con sus otros dos amigos cruzaban la elegante puerta del establecimiento. Al contrario de los demás, los pasos del pelinegro eran lentos y arrastrados, como si estuviera cargando un gran peso con cada uno.

—Che, ¿Qué onda? — saludó primero Carrera y tomó asiento en el lado opuesto de la mesa —Es la primera vez que coincidimos todos, ¿No? — sonrió.

A su lado se sentó Robleis y acto seguido Spreen. De la manera en la que estaban sentados, el pelinegro y el castaño quedaron el uno frente al otro. Mariana y Aldo saludaron con su personalidad carismática que acostumbraban llevar consigo, un contraste bastante notorio a la mirada seria y palabras cortantes que le dedicaron al oji violeta.

—¿Ya pidieron algo? — preguntó Robleis en un intento de aligerar el ambiente.

—No, de hecho estábamos en eso — contestó Mariana —. Pero la neta no le entiendo a estos nombres sofisticados, ¿Qué verga es un gnocchi?

—Nah, wey, hay que pedir una pizza y ya ¿No? — comentó Aldo para toda la mesa.

—Uy, boludo, ¿Podemos comer pizza con piña? — preguntó Robleis con una sonrisa esperanzada.

Todos los ojos de los músicos se posicionaron en el, mirándolo fijamente.

—¿Esa mamada qué?— dijo entre carcajadas

—La única piña que vas a recibir vos va a ser la de mi puño en tu cara. ¡¿Cómo te va a gustar la pizza con piña?! — exclamó Carrera con burla.

—¡Ey! —Mariana llamó la atención de todos los presentes — Ese es el problema número uno con ustedes, pendejos, ¡La pizza con piña está bien rica!

Pronto las bandas entraron en una discusión que parecía interminable alrededor de un tema tan banal como el ingrediente de la pizza. Aún así, Roier pudo sentir como sus hombros dejaban de tensarse cuando notó lo bien que se estaban llevando entre sí. Incluso si Spreen no hablaba demasiado, la energía caótica de sus compañeros permanecía perfectamente compatible con la de Aldo y Mariana.

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⏰ Última actualización: May 05, 2023 ⏰

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