Recibanme en su familia

Cobardía

–Entonces...¿Lincon está en la ciudad?– Preguntó Ben con estupefacción.

Nos transportamos a la cabaña, en donde los creepypastas acababan de recibir la noticia por parte de Slenderman y sus proxys acerca de la salida de Lincoln.

–En pocas palabras– Dijo Hoodie.

A unos cuantos asesinos no les agrado demasiado la idea, incluso sabiendo el porqué de aquella desición, pues sabían que en la ciudad se encontraba rondando por las calles aquellos hombres que les perseguían.

–Entonces, ¿Para que hicimos de todo para despertara Lincoln?, si al final lo mandearon al matadero– Preguntó Clockwork con duda.

–Porque había que ponerlo a prueba, quiero saber con exactitud la manera en la que se mueve por aquella ciudad, si es que escapa o decide combatir, si piensa con detenimiento o improvisa su plan–

Los asesinos veían al ente hablar con firmeza, como estuviera cansado de se pongan sus decisiones en duda.

–Yo supe lo que conllevaba el traer otro creepypasta aquí, y sabiendo que el ejército nos pisa los talones, no pensaba darle el tiempo que quisiera para que aprendiera lo que es el ser uno de nosotros. Tan solo piensen la posibilidad de que los perseguidores nos encuentren, ¿Qué será de Lincoln al no estar preparado para esto?–

Algunos creepypastas desviaron la mirada, mientras que otros solo se quedaban sin hablar, no querían darle la razón a la entidad, pero tampoco querían que uno de ellos sea atrapado por los soldados, o incluso asesinado.

–Esto será por su bien, ...volverá, y si no lo hace, haremos que así sea–

Aquellas palabras por parte de su líder levantaron un poco la moral entre aquel grupo.

–Supongo que tiene razón, de seguro Lincoln esta bien, el es astuto, no llamará tanto la atención...– Mencionó Jeff.
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–¡¡¡QUE NO ESCAPE!!!–

Un bullicio se hacía escuchar por los lugares, se escuchaban los pasos de la gente, mientras que los motores de distintos camiones se escuchaban por las calles.

Un pelotón de soldados de encontraban corriendo detrás de un creepypasta ya identificado, el cual se hacía llamar Lincoln Loud.

Este llevaba ya huyendo desde hace ya 25 o 30 minutos, la verdad es que no podía saberlo con exactitud, pues eso ya no importaba.

Desde que le identificaron en aquel restaurante una persecución sin fin había comenzado, este ya había hecho de todo, saltaba muros, daba vueltas por distintos callejones, incluso salto entre las azoteas de distintos edificios.

Pero no lograba nada, no despisto a sus perseguidores ni por unos instantes, cada vez que pensaba que había logrado dejarlos atrás, un nuevo montón de soldados se unían a la caza del chico.

Necesitaba detenerse, idear un plan, pero no tenía tiempo, y era obvio que no lo tendría.

Se adentro en un callejón.

¿Qué podría hacer?

Atravesó este pequeño espacio a zancadas, con dos soldados corriendo detrás de el.

¿Ahora que ruta debo tomar?

Cruzó la calle lo más rápido que pudo, a media calle salto hacia la derecha, esquivando así un carro que iba por el camino.