5. Lionel Scaloni

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Daniela suspiró cuando su jefe salió de su oficina y se despidió de ella, por fin terminaba su día. Estuvo a las corridas, la oficina había sido un caos constante. Bajó hasta el estacionamiento y se apoyó en su auto, refregándose los ojos del cansancio. En ese momento, Lionel la llama.

- Hola – atendió a su esposo mientras se subía al auto y lo encendía.

- Hola amor, ¿Cómo estás? – Lionel notó la voz cansada de su mujer.

- Lo de siempre, cansada – Suspiró – Todo fue un quilombo, me la pasé corriendo de un lado para el otro, mi jefe estuvo de mal humor todo el día y yo me lo tuve que aguantar – Dani apretó el volante del auto con fuerza.

- Bueno amor, ya terminaste el día – Lionel trataba de tranquilizarla. El morocho bajó las escaleras hasta la cocina – Si te cocino yo, ¿Te pones de buen humor? – Abría las alacenas mientras se fijaba que encontraba.

- Cualquier cosa que hagas, me pone de buen humor – Dani sonrió mientras le hablaba a su marido y escuchó su risa del otro lado del teléfono.

- Te hago tu comida favorita - Llevaban años casados pero, en el fondo, seguían siendo dos adolescentes enamorados.

- ¿Alguna vez te dije cuánto te amo? – La rubia esperaba a que cambie el semáforo para seguir el viaje hasta su casa.

- Hoy a la mañana – Le recordó – Antes de irte

- Tenes razón – Hizo una pausa – En 15 minutos llego, amor – El semáforo no cambiaba más de color, Dani golpeaba el volante impaciente.

- Bueno amor, te amo – Dani sonrió cuando escuchó a su marido.

- Yo también te amo – Y cortó el llamado. Cuando pensaba que había logrado tranquilizarse un poco, tocó la bocina y puteó al conductor de adelante por no arrancar.

15 minutos después, estaba estacionando en su casa. Antes de bajar, respiró profundo un par de veces. Unos minutos después, bajó del auto y entró. La inundó el olor a comida casera y Nemo, el perro de ambos, vino a recibirla. Dani se agachó a acariciarlo. En eso, Lionel se acerca a saludarla con beso suave y un abrazo. Dani se sintió contenida después de semejante día.

- Te extrañé – Dani fue la primera en hablar. Lionel la tenía agarrada por la cintura y le sonreía.

- Hablamos hace 15 minutos – Ella se moría de amor, le encantaba como se le achinaban los ojos a su marido cuando se reía.

- Ya sé, ya sé, pero igual – La rubia se reía. Caminaron hacia la cocina donde Dani dejó su cartera – No tendría que haberme puesto estos zapatos – Dijo subiéndose a la mesada de la cocina.

Hablaron un rato sobre el día de Lionel, él le hablaba emocionado de la selección mayor y de los logros de hoy. Dani estaba sentada sobre la mesada tomando el vino que su marido le había ofrecido. El morocho vigilaba la comida en el mientras tanto.

- Falta para comer así que podes ir a bañarte tranquila – Dani le asintió y se bajó de la mesada. Antes de que se alejara, Lionel la nalgueó.

- Debería prohibirte usar esa pollera para ir a trabajar – Él estaba apoyado contra la mesada con los brazos cruzados mientras la rubia lo miraba atenta – Tu jefe te ve así vestida y yo no – Cada tanto, Lionel tenía ese tipo de actitudes.

- Ah sí claro – La rubia le hablaba sarcásticamente – No me hagas hablar de tus conjuntos deportivos – Éste se hacía el desentendido – Te recuerdo que no dejan mucho a la imaginación – Lionel la tomó de la muñeca para acercarla y la besó con intensidad. Dani lo abrazó por el cuello y pasó sus dedos por el pelo de él y se separaron por falta de aire. Se miraron y se entendieron.

ONE SHOTS +18 - la scaloneta -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora