ONE SHOTS +18 - la scaloneta -

6. Lionel Messi y Antonela Roccuzzo (parte 1)

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Clara era la niñera del matrimonio Messi desde que Thiago, el más grande, tenía un año. El día empezó normal. El clima estaba muy caluroso, Lionel y los nenes se metieron a la pileta. Antonella había salido algunas horas por un evento. La colorada tomaba sol mientras los nenes jugaban en la pileta con el padre. En un momento, Lionel salió de la pileta y Clara lo miró disimuladamente a través sus lentes de sol. El hombre era atractivo, los brazos y las piernas con tatuajes brillaban por el agua y las gotas caían por su torso desnudo. La colorada tenía algo por los hombres mayores y que Lionel fuera su jefe hacía todo más interesante, nada le impedía admirar al hombre. Thiago la llamó interrumpiendo sus pensamientos.

– Clari, vení a jugar con nosotros – El más grande los Messi le hacía señales con la mano para que se acerque.

– Ahí voy amor – La colorada se levantó de la reposa y se sacó los lentes de sol. Caminó hasta el borde de la pileta y se tiró de cabeza al agua. Nadó hasta los nenes y salió al lado de ellos, que se acercaron a abrazarla y ella los sostuvo como pudo. Los nenes entraban y salían de la pileta, se tiraban del borde haciendo piruetas, mientras Lionel observaba la escena.

– Clara – Ciro la llamó – Quiero un helado – El menor le hacía puchero. La colorada se le acercó y lo llenó de besos en las mejillas, el nene sabía que podía conseguir cualquier cosa de ella. Los hermanos escucharon que Ciro quería comida y salieron corriendo de la pileta.

– Ni se les ocurra entrar mojados a la casa – Los nenes dejaron de correr cuando escucharon a la mujer enojada. Clara tomó la mano de Ciro y salieron juntos de la pileta. Lionel intentó no mirar pero la colorada tenía buen cuerpo y la malla no dejaba mucho a la imaginación. Clara se acercó a Lionel a buscar dos toallas. Envolvió al nene con una y agarró la otra para secarse ella. Mateo y Thiago le hacían gestos para que apuraran. Clara pasó suevamente la toalla por su cabello húmedo y su cuerpo, antes de volver a dejarla en la reposera. Lionel miraba a la colorada con atención, veía sus tatuajes y el piercing en su ombligo.

– Lio – Él levantó la cabeza para mirarla – ¿Querés algo de la cocina? – La colorada estaba parada con una mano en la cintura esperando su respuesta.

– No, gracias – Negó con la cabeza. Clara le sonrió y fue a buscar al menor que seguía envuelto en la toalla. Se agachó a su altura, dejando su trasero al aire. El cuerpo de Lionel reaccionó rápido. Su miembro se endureció y él se tapó rápido para que no lo vieran. Esperó a todos entraran a la casa y saltó a la pileta para calmarse. Esperó algunos minutos.

Clara entró con los nenes a la cocina. Le dio un helado a cada uno y terminaron haciendo un desastre. El helado se les derretía antes de que pudieran terminarlo. Estaban todos sucios y pegoteados, así que Clara tomó una servilleta y limpió la cara de los dos más chicos. Thiago agarró una servilleta y se limpió solo la cara. Ciro se restregaba los ojos.

– Bueno – Hizo una pausa – Ciro tiene sueño, ustedes vayan a jugar a la play – La colorada les dejó un beso en la frente a los nenes y tomó a Ciro en brazos. Antes de ir hacia la habitación del nene, asomó la cabeza hacia el patio y buscó a Lionel.

– Lio, voy a acostar a Ciro – El morocho le asintió con rapidez y ella le sonrió. Subió las escaleras y caminó hasta la habitación del nene que ya estaba dormido. Tratando de no despertarlo, cambió su ropa húmeda y lo dejó en la cama. Agarró su mochila, buscó algo de ropa y se la puso sobre su malla húmeda. Volvió sobre sus pasos, fue directo a la sala donde los otros dos jugaban a la play y dejó su mochila a un costado. Lionel supo que ese era su momento. Salió de la pileta, tomó su celular y le escribió a su esposa preguntándole en cuánto llegaba a la casa. La morocha no contestó.