Al caer la noche nada parecía interrumpir el patrón de los Armstrong, cenar junto un plato vacío en el lugar que se sentaba su unigénito.

Mientras se les servía más té, una llamada al teléfono fijo del hogar resonó de manera frecuente.

- ¿diga? -contestó una voz masculina, se trataba del mayordomo-

-les es mejor que despejen la casa si no quieren terminar como sus queridos amigos -dijo una voz extraña por el teléfono y colgó-

-señor, debemos dejar la casa ahora -dijo el mismo volviendo urgente captando la atención de todos-

- ¿Qué ocurre Clark? -se levantó con rapidez de su silla-

-alguien llamó, dijo que va a acabar con ustedes si no salimos de la casa todos -añadió-

- ¿intentaste localizar el número? -caminó en dirección al teléfono, pero decía “número no reconocido”- tenemos que salir ahora, ya. Ya no tengo las habilidades que tenía antes como para enfrentar a quien nos llamó, ¡salgan todos ahora! -ordenó y en cuestión de minutos estaban afuera llamando a la policía-

No veían nada extraño en la casa, hasta que, de un momento a otro, esta explotó. Destruyendo todo recuerdo de su familia y hogar, pertenencias de los trabajadores, no dejando nada.

La policía llegó a examinar el lugar, pero no había nada que pudiera haber causado la explosión, ni huellas dactilares desconocidas había.

Mientras que, en otro lado, la joven intentaba desbloquear el celular que tenía de fondo de pantalla a una rubia y un pelinegro. Sin éxito intentaba, pero le era dificultoso porque solo le quedaba un intento o tendría que esperar más tiempo.

-te advertí que no buscaras información por tu cuenta -dijo alguien a través de la ventana-

no-memoriesWhere stories live. Discover now