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>Quackity:

Las grandes instalaciones de la escuela de Karma, situada en el país de Karmaland, una de las universidades más prestigiosas de la actualidad y que solo entrabas si tenías mucho dinero o eres un nerd que sacaba puro diez.

Quackity había dejado atrás su vida en las Nevadas para ir a la dichosa universidad, no se arrepentía de haber tomado la beca, no claro que no, tenía una gran oportunidad que no dejaría ir tan a la ligera.

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>Vegetta:

La vida de Vegetta se resumía en cumplir con la expectativa de sus padres y de los demás.

Una vida monótona que parecía que no le pertenecía a él, sino a los demás que le juzgaban y hacían que tomara decisiones acorde con lo que sociedad exigía, pues para todos era el estándar el ser perfectos, en todo sentido, incluso en su vida amorosa, en donde se inculcaba que si la persona con la que salías no era tu destinado automáticamente habías fallado en ese sentido.

Un pesado suspiro salió de los labios de Vegetta, quería por un momento salir de su “perfecta vida” y hacer algo que le gustará. No simplemente seguir las órdenes de sus padres o de terceros.

── ¿Qué tienes?── indagó con curiosidad Willy, su amigo de toda la vida.

── Nada, nada, solo pensamientos tontos.── sonrió con calma el pelinegro, su amigo no tenía por qué preocuparse por problemas de él.

── Les pido que guarden silencio, por favor, joven de Luque y joven Díaz.— reprendió el maestro, ambos jóvenes agacharon la cabeza y siguieron prestando atención a sus cuadernos.

Después de una hora más de tortuosa clase de matemáticas, en la cual la mayoría no entendía nada, solo los intelectuales del salón como Vegetta y Willy eran capaces de entender todo al cien, claramente también Luzu, uno de los mejores alumnos.

La campana sonó indicando que la primera clase había terminado, sí, la primera clase era sobre matemáticas, algo que a todos les disgustaba.

── Veg, vamos a almorzar anda.── lo llamo Fargan, quién iba acompañado de sus demás amigos.

── Clar–

Antes de que terminara su palabra, sintió como unos brazos se aferraban a su brazo izquierdo.

── Vegettita y yo vamos a desayunar juntos hoy también.── sonrió con “inocencia” Rubius, la pareja de Vegetta que desde que habían oficializado lo había alejado de sus amigos.

── Si, claro, otro día será chicos.

Fue lo único que dijo el pelinegro antes de irse con su pareja. Los demás solo se quedaron viendo como es que la pareja se iba.

── Ese tío sí que se ve posesivo.── todos dieron un brinco ante el susto que les había metido Spreen, un joven que no era parte del grupito.

── Lo es.── suspiro Luzu echando su cabeza para atrás.

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>Quackity:

El joven pelinegro estaba llegando tarde a la universidad.

Porque si, se había quedado profundamente dormido, en su defensa, había llegado cansado del viaje en tren de su país al país vecino.

── Chingada madre.── maldijo por lo bajo mientras corría tanto como sus piernas se lo permitían.

Unos quince minutos después había llegado a las instalaciones de la gran universidad de Karma. Sus ojos se abrieron mostrando un brillo de felicidad y sorpresa; había logrado ingresar a esa universidad, estaba logrando sus sueños poco a poco.

Su emoción se desvaneció cuando recordó que estaba llegando tarde, rápidamente entro al lugar, casi lanzando al guardia que lo detuvo para verificar que era un estudiante.

Cuando entro volvió a maldecir cuando se dio cuenta de que había perdido la primera clase. Primer día y ya llegaba tarde, bueno, al menos había llegado, la intención era lo que contaba.

Con más calma empezó a caminar por el lugar, topándose con típica gente “fresa” como él les decía a las personas que se creían más o que eran muy presumidas.

Iba tan distraído que no noto cuando chocó contra alguien.

── Que no ves que vengo en mi carril pendejo.── gruñó molesto el más bajo.

── Oh, lo siento amigo. Deberías tener más cuidado.

Quackity ignoro las palabras del tipo, solo se concentró en sobar su cabeza.

Lo que no había notado es que todos los que estaban ahí se le quedaron viendo, pues había chocado con la persona con la pareja más celosa posible.

── Fíjate por dónde ves la próxima vez.── dijo, esta vez un chico de cabellos blancos con raíz castaña, su voz sonaba venenosa.

── Ya ya, perdón, ¿Feliz? Bueno, ya me voy.

Sin decir ni una palabra más a la pareja Quackity se fue irritado de ahí, el tipo pelinegro con el que había chocado no parecía mala onda, pero oh, el chico a su lado sí que parecía de esos que te echan en cemento para que no encuentren tu cuerpo.

Un escalofrío recorrió la columna de Quackity. Definitivamente, debería tener más cuidado en ese lugar.

intercambio [Vegetty]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora