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Un elfo domestico caminaba por los largos pasillos de una casa, en donde reinaban colores oscuros y penetrantes, llevando la correspondencia a su ama como todas las mañanas. Mientras bajaba las escaleras hacia el gran sótano de la casa comenzaba a escuchar los fuertes estruendos de los que parecían ser hechizos y una respiración cansada seguida de ellos, el elfo se adentró en la sala de entrenamientos y vio como su ama entrenaba a su hija hasta el borde de la locura, una rutina que había acostumbrado a ver desde que servía a la familia pero que jamás dejaba de causarle escalofríos al ver a la joven pelinegra al límite de su energía.

"¡Concéntrate Joanne! ¡Ningún hechizo saldrá bien si no lo haces!" su madre le gritaba fuertemente al oído mientras la joven hechicera apuntaba a un pequeño ratón enjaulado.

"¡Pero madre, el hechizo si funciona! Ya no es un ratón" el pequeño ratón se había transformado en una copa.

"Eso no es lo que estoy pidiendo, ese hechizo puedes hacerlo desde los ocho años, has que vuelva a su forma original" Joanne obedeció y volvió a transformarlo a su forma original "necesito que hagas lo que te ordeno Joanne, nada más, acábalo".

"¿Qué?" los ahora ojos verdes de Joanne se abrieron ante la petición de su madre.

"¿Has lo que te digo o necesitas que sea más literal? ¡Mata a ese maldito ratón!"

"¡Sé que significa acabar con algo!" gritó angustiada ya que por una parte no quería desobedecer a su madre y parecer débil pero su corazón no podía evitar apretarse ante la idea de quitarle la vida al roedor sin motivo alguno.

"¡Entonces hazlo!" La mano de Joanne temblaba y ninguna palabra salía de su boca, estaba paralizada "¡Mátalo Joanne!"

El grito de su madre fue lo suficientemente estimulante para que Joanne lanzara un hechizo que cortara profundamente la piel del roedor hasta que este muriera, Joanne inmediatamente sintió como su estómago se encogía ante el pobre ratón, por un lado, se sentía tranquila al haber cumplido los deseos y expectativas de su madre, pero por otro no comprendía ni hallaba motivo alguno para cometer esos actos, sintió la mano de su madre en su hombro derecho como si intentara felicitarla.

"Bien hecho hija ¿Puedes ver lo simple que era?" acarició su cabello lentamente pero no tardo en tirar fuertemente de él logrando que Joanne se encogiera del dolor y mirara a su madre directamente a los ojos "a la próxima vez necesito que obedezcas mis instrucciones inmediatamente, no me sirves lenta y cobarde ¿Entendido?" Joanne asintió repetidamente con la cabeza "eso es, recuerda que nadie más que tu tiene el poder de nuestro destino Joanne" soltó su cabello y se ubicó frente a ella mientras tomaba sus mejillas acariciándolas "Solo tú puedes vengar a tu padre y a todos los de nuestra especie, sé que soy muy dura contigo, pero no dudes de mi cariño, solo quiero lo mejor para nosotros".

Joanne sentía sus ojos aguarse mientras escuchaba a su madre, pocas veces esta decía que la amaba y escucharlo le emocionaba mucho, a pesar de las duras peticiones de su madre ella siempre quería serle útil y fiel, así que estos momentos que durante su vida han sido muy pocos siempre los atesoraba. Su madre le abrazó suavemente y se dejó caer en sus brazos cansada por los duros entrenamientos diarios a los que es sometida desde que es solo una niña. Deek, el elfo doméstico, miraba la escena acongojado más por la joven chica que por su propia ama, ya que podía ver la bondad en esa adolescente que había visto crecer desde los seis años a diferencia de Young-nam, aunque se castigó mentalmente por pensar mal de su ama así que decidió hacer un acto de presencia.

"Disculpe ama" dijo mientras se acercaba tímidamente y la madre rompía el abrazo mirándolo "ha llegado la correspondencia de hoy hace unos minutos"

"¿Acaso te he dado una orden para interrumpirnos?" Young-nam se acercó amenazadoramente al elfo

My Own DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora