Uno... dos... tres...
Una vez, una psicóloga me dijo que contar hasta diez mientas controlas tu respiración, puede calmar un ataque de ansiedad.
— Adam, en verdad lo siento.
Cuatro... cinco... seis...
¿Alguna vez has tenido esa sensación de que las paredes se van comprimiendo?
Un calor acompañado de unas cuantas taquicardias, algunas veces un ligero mareo, ah... y el temblor incontrolable por todo tu cuerpo.
Una sensación que puede hacerte pensar que estás a punto de morir.
Siente... ocho... nueve...
¿Qué pasa cuando estás a un número de terminar los diez, y sigues igual ¿Vuelves a empezar?
— Te juro que quería decírtelo todo.
¿Y si esta vez sí voy a morir?
Diez...
— Por favor, dime algo.
Uno... dos... tres..
— ¿Recuerdas cuando dije que te amaba?
— Sí.
No pude evitar que una lágrima cayera por mi mejilla, luché contra el nudo en mi garganta, aunque seamos sinceros, fue una batalla perdida desde el primer segundo.
Cuatro... cinco... seis...
— ¿Y que te amaría, aún después de darme razones para no hacerlo?
— Sí.
Siete... ocho... nueve...
— Tenías razón cuando respondiste que no podía prometer algo que no sabría si cumpliría.
Su mirada estaba viendo un punto fijo, ese punto que se encuentra entre tus pensamientos y la nada.
— Porque hasta hace cinco minutos estaba seguro de que te amaba. Quizá, todo sería diferente si te hubiera prometido amarte hasta que me dieras razones para no hacerlo, porque entonces hubiera coincidido con lo que siento ahora, y eso sí lo habría cumplido.
Diez...
¿Qué se hace cuando ves a la persona que juras es el amor de tu vida, irse sin intención de un día volver?
Cuando ves a ese alguien caminar lejos de ti, cuando lo ves dejándote atrás, cuando sabes que dejar que se vaya es una pésima decisión pero correr detrás quizá resulte peor.
Cuando solo llegaste hasta el diez y, a pesar de la infinidad que existe, sientes que ya no hay más numeros por contar.
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Mil y un besos que dar
Teen FictionA veces, hacemos promesas que quizá no podamos cumplir, promesas que formulamos de una forma y, cuando pasa algo, quizá todo hubiese resultado más fácil de haberla formulado diferente. Cassey recibió una promesa. Adam hizo una promesa. ¿Qué sucede s...