La fiesta a simple vista era igual que las anteriores, gente ebria, unos cuantos drogados, los demás haciendo shows obscenos frente a las personas, y el noventa porciento jugándole bromas a los de nuevo ingreso.¿La desgracia? yo pertenecía al nuevo ingreso.
— ¿Lista para la noche? -preguntó Lía.
Ella también era de nuevo ingreso y estaba mucho más emocionada que yo por vivir la experiencia. Yo me estaba arrepintiendo de haber venido.
— Te dije que ese vestido te quedaba fenomenal.
Sí, después de haber estado 15 minutos mirándome al espejo con el vestido que Oliver me regaló, y después de haberlo pensado mucho, terminé caminando al auto de Alex con el vestido que Lía me compró.
Un vestido negro algo ajustado a mi cuerpo que llega por encima de mis rodillas, con un lindo escote y muchos brillitos pegados a la tela, es lindo.
Al principio no me convencía del todo porque nunca uso ropa de este tipo, Oliver detesta esos vestidos, pero me convenció más que el vestido rosa que mi novio me obsequió.
— ¿Por qué estás tan emocionada? -estaba muy confundida por su vista positiva.
— ¿Cómo que por qué? Cassey, ¡Es nuestra noche!
Estábamos caminando hacia la cocina, Alex se había perdido en la entrada saludando a todos los conocidos y amigos que había e la fiesta.
Lía tomó una botella que y comenzó a llenar los vasos rojos con una buena cantidad de alcohol.
— ¿Te hace ilusión que se burlen de ti con juegos y retos tontos?
Me extendió el vasito cuyo líquido se veía bastante mortal.
— No, me hace ilusión la cantidad de alcohol que voy a meterle a mi cuerpo.
Y sin pensarlo, bebió todo el líquido de su vaso de un sorbo.
— ¡Vamos a bailar!
Mi vaso se quedó intacto sobre la encimera de la cocina, no tuve tiempo de tomar nada pues Lía ya me estaba arrastrando hacia la pista improvisada que había.
Bailamos un muy buen rato y poco a poco comencé a disfrutar la música y el ambiente, había una persona disfrazada de unicornio repartiendo shots a todo aquel que se cruzara en su camino, ¿Extraño? muchísimo, pero era divertido ver al gran caballo morado obligando a beber a todos.
perdí la cuenta de cuántos shots me había obligado a tomar pero en un instante comencé a sentirme mareada.
— Ahora vengo -le grité a Lía para que pudiese escucharme.
Ella solo asintió y vi cómo comenzaba a buscar a su novio con la mirada.
Los juegos estaban haciéndose cada vez más pesados y humillantes, así que fue satisfactorio poder escabullirme hacia una de las salidas para no ser víctima de nadie.
Toda la parte de abajo estaba repleta de gente así que me decidí a subir para poder tener algo de tranquilidad, a lo lejos reconocí unas puertas de cristal, lo que supuse era un balcón.
Pero antes de poder acercarme demasiado, el gran unicornio salió de una de las habitaciones cargado de ropa y un vaso rojo, me extendió el vaso lleno de alguna bebida y siguió corriendo escaleras abajo.
No fue hasta que casi lo tenía en la cara, que vi a un tipo corriendo detrás del unicornio completamente desnudo y a una chica salir de la misma habitación enrollada en una sábana exigiendo sus prendas.
ESTÁS LEYENDO
Mil y un besos que dar
Teen FictionA veces, hacemos promesas que quizá no podamos cumplir, promesas que formulamos de una forma y, cuando pasa algo, quizá todo hubiese resultado más fácil de haberla formulado diferente. Cassey recibió una promesa. Adam hizo una promesa. ¿Qué sucede s...