ECLIPSE | IZANA KUROKAWA

¿ME LO PROMETES?

Kiyomi

Sonidos ligeros, sabanas suaves y un ambiente fresco hizo que me levantará de un muy buen ánimo, mire a los lados recapitulando todo lo que había pasado el día anterior, mi vestido en un lado de la habitación, mi bolso, todo estaba en cualquier parte de esas cuatro paredes, lo único que se encontraba a mi lado era un moreno de cabello platino. Ojos cerrados haciendo que notara sus pestañas, eran más largas de lo que recordaba, Izana no cargaba camisa y me dejaba ver su espalda, sabía que no era momento de pensar en eso, pero el cuerpo del chico que tenía a un costado era demasiado bueno

Con movimientos leves decidí salir de la cama para irme corriendo y pensar en todo lo que había hecho

—No te vayas, no aún—sujetó mi brazo jalando mi cuerpo al suyo—, estoy pasándola bien contigo a mi lado

—¿Izana?—trate de alejarme aunque después de estar tan cerca, luego de escuchar su respiración y oler ese aroma tan único deje de intentarlo—, ¿que estamos haciendo?

—¿Eh? no lo sé, no importa—bajo la cabeza hacía mis bubis mientras jugaba con ellas, la timidez de Kurokawa se había ido por completo—, te ves increíble con mi camisa, te la regalo, úsala siempre

—Sabes que debo de irme—frene su intento por tener algo mañanero—, nadie debe saber de esto, ¿entiendes? nadie

—¿Con nadie te refieres a Keisuke Baji?—bajo la voz haciendo que notara su decepción—, ¿que mas da si se entera? tú me gustas ¿yo a ti no?

No podía negar por completo eso, estaba segura de que no me había acostado con él por beber, lo que realmente pasó fue que bebí para poder estar con él—no es eso, simplemente habrá muchos problemas si la gente se entera—bese las mejillas de Izana logrando que se ruborizara—, ¿puedes ayudarme con eso?

—¿No debo decir nada?—apretó mi cintura y se recargo en lo que antes había utilizado como bolas antiestrés, al parecer tenían más de un uso—, ¿seguiremos viéndonos?

—Por supuesto, pero seremos cautelosos—afirmé alegre—, será nuestro pequeño secreto

Me levante de golpe haciendo que el chico que tenía a mi lado se quejara, busque mi atuendo y las llaves de mi auto, encendí mi teléfono esperando que nadie se diera cuenta de mi pequeña escapada, odiaba dar explicaciones y tenía que dar muchas a demasiadas personas

—¿No te quedas a desayunar?—se levantó conmigo—, puedo hacerte lo que quieras

—Necesito llegar a casa, entró a trabajar a las dos y son las doce—rechace su invitación—, escucha, Izana, te hablaré para que podamos ponernos de acuerdo ¿esta bien?—bese sus labios esperando que algo me convenciera a quedarme, una parte de mi quería hacerlo

Salí por esa puerta sin ver hacía atrás, caminé unas calles logrando ver mi auto en perfecto estado, me recargué en el volante tratando de pensar algo que me sacará de aprietos, en algo que me dejará de sofocar—¿por que lo hice? ¿en que estaba pensando?—musité melancólicamente, encendí el coche y me guié a casa

Durante el caminó mis cambios de humor estaban al límite, llegando a mi departamento busque las llaves de mi piso, varías cosas estaban en mi bolso incluyendo la camiseta que me habían regalado

—¿Pasaste una noche agotada?— una voz resonó en mi oído de un momento a otro provocando que tirara mis llaves

—Baji—dije sorprendida—, ¿cuanto tiempo llevas aquí?, pasa, te daré algo

El silencio incomodo de ambos gritaba que alguien diera la iniciativa, sin embargo sabía que esa no sería yo, mire las ojeras del chico que tenía enfrente, su ceño estaba completamente fruncido y su tono de voz no era el de siempre