Un nuevo día comienza para Itadori el cual estaría en la cocina para preparar el desayuno pero claro que alguien no lo sabía.
—¿Itadori ya estas despierto?, que tenemos que entrenar.—el que estaba hablando era Tatsumi y este se encontraba tocando la puerta de la habitación de la vasija del Sukuna- oye Itadori despierta que se hace tarde- el chico sigue sin obtener respuesta de alguien- sabes que, voy a entrar-así topandose con que no había nadie en la habitación.-¡Ahh!.— y así salió corriendo directo a buscar al pelirosa para que no lo maten por huir pero cuando estaba por salir observo a Itadori y Akame cocinando ambos con delantal.
(Esto es lo mejor que encontré, solo imaginenlo sin su sonrisa)
-¿Qué paso Tatsumi?, ¿de donde viene ese grito?.—hablo Itadori sin mirar al castaño, porque estaba pelando una papa.
-¿Estuvo aquí todo el tiempo?.. y yo que pensaba que había escapado-nada solo que fue un pequeño percance, por cierto Itadori, ¿sabes cocinar?.
-Claro que se cocinar, como yo vivía solo tuve que aprender a cocinar, ¿tu no sabes?.- todo esto era visto por una Akame que está comiendo unas uvas.
-Claro que se, peroo... ¿no íbamos a ir a entrenar? —eso lo dijo muy confundido el castaño.
-Como ambos están bajo mi tutela y yo soy la encargada de la cocina no se puede hacer más así que ponte un delantal y vamos a cocinar.—la que hablo fue Akame
Después de eso el trío de muchachos se pondrían a cocinar. Y cuando estaban tranquilos aparecería una castrosa de pelo rosa.
-¡JAJAJA!, que bien se les ven esos delantales, así es como deberían estar ya que nos estarían estorbando en el trabajo.— las palabras molestaron a Tatsumi e Itadori solo la ignoro, ya que sabía perfectamente que los quería molestar.
-¡¡Qué has dicho maldita niña!! —y al parecer funcionaron sus palabras con Tatsumi
-Lo que has escuchado pueblerino estúpido.—entre ambos se formaron chispas, por los insultos que se dijeron.
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Jujutsu ga kill
FanfictionUna aventura en un mundo de asesinos para Yuji Itadori. Que después de ser mandado por Kenjaku, reconocerá que no sólo las maldiciones son horribles.