Habían pasado tres días desde que Jackson estaba en casa, sus pláticas habían sido largas y muy buenas, prácticamente le había contado nuevamente su vida y todas las historias divertidas como pareja, todo esto a petición de Jackson.
Sonrió recordando el gran berrinche que le había hecho porque no quiso contarle su primer beso, quería que él solo recordara los momentos mas importantes y lindos de su relación. Para ser honestos había salido muy bien, recordaba cosas de vez en cuando y por muy tontas que parecieran era un avance.
— ¡No lo puedo creer! — Jackson entró en la habitación y se cruzó de brazos frente a él —. Acabo de recordar nuestra primera pelea.
Y sólo con eso soltó a reír, una limpia carcajada que hizo a Jackson indignarse. — ¿Qué tiene? Ya pasó.
— ¡No! Bueno sí, pero recordar es volver a vivir y tú querido novio — dijo señalándolo, mientras él sentía su corazón acelerarse ante las palabras del chico. — ¡Dijiste que preferías la pizza en lugar de a mis besos!
— Jackson... — respiró aguantando la risa —. Preguntaste si prefería la pizza o la hamburguesa ¡yo sólo contesté!
— ¡Era una pregunta trampa! Tenías que decir algo romántico como: entre la pizza y las hamburguesas prefiero tus besos, mi vida.
— Tienes razón. Si te hace sentir mejor si prefiero tus besos — sonrío con inocencia pensando que todo estaba bien pero entonces Jackson frunció el ceño.
— Mentiroso — susurró mientras salía por la puerta.
Con la cabeza inundada en confusión se levantó de la cama y fue en busca de Jackson que estaba nuevamente viendo albums con sus fotos juntos. Era recurrente encontrarlo viendo fotos y sonriendo mientras pasaba cada una de las imágenes, decía que estimulaba su mente y le traía recuerdos.
— ¿Por qué me llamaste mentiroso?
— Porque lo eres, no me has dado ni un solo beso desde que estoy aquí...
Abrió la boca con intenciones de hablar, pero nada salió de esta. No quería presionarlo y que Jackson sintiera desagrado por sus acciones ya que... bueno Jackson había dicho "es hombre" casi sin creerlo cuando sus padres mencionaron la naturaleza de su relación, quería hacerlo sentir seguro de ellos antes de empezar a ser el Mark de siempre que besaba y abrazaba a Jackson de manera recurrente, también extrañaba a su novio de esa forma, siendo cariñoso.
— No quería presionarte.
La mirada de Jackson se clavó en la suya y sonrió, sabía que lo entendía por su mirada comprensiva, pero aún así no quería darle malas ideas a Jackson.
— Está bien — dijo Jackson —. ¿Podemos tener una cita?
Y con eso volvió su ánimo feliz, claro que deseaba una cita. El día estaba soleado pero no excesivamente caluroso, había brisa fresca que hacía el clima agradable para cualquier actividad y entonces una idea llegó a su cabeza.
Recrear momentos ayudaba a la memoria de Jackson.
Jackson quería recordar su primer beso.
— Vayamos a la playa — dijo seguro de su idea.
— ¡Sí! Amo ir a la playa.
— Lo sé.
Su sonrisa era grande igual que la de Jackson. Ambos fueron a la habitación en la cual estaban durmiendo para poder cambiarse, pero él se encontraba demasiado indeciso con qué usar, nunca había sido su fuerte escoger ropa para una cita.
Se vestía bien, sí, pero le era sumamente complicado crear el atuendo perfecto y las cosas se volvían mas complicadas cuando quería volver a enamorar a Jackson -por decirlo de alguna manera-. Con su ropa elegida, empezó a desvestirse, como siempre primero quitó su camisa y la dejó en el cesto, pero antes de siquiera tomar el repuesto para esta escuchó la puerta.
Vio a Jackson parado en la puerta viéndolo fijamente y entonces cerró sus ojos y llevó su mano a su cabeza, presa del miedo se adelantó a socorrerlo pero pese a sus intentos de que este le contestara él seguía con los ojos fuertemente cerrados.
— ¿Jackson? ¿Todo bien? — intentó de nuevo —. Me estás asustando ¿debemos ir al médico?
Jackson cerraba sus ojos para concentrarse cuando recordaba cosas, pero jamás había tomado su cabeza de esa manera. Sintió alivio cuando lo vio abrir los ojos, no sólo eso su rostro se notaba avergonzado y sus mejillas estaban completamente rojas.
— ¿Jack?
— Sí, bien, estoy bien — dijo nervioso —. Voy al baño.
Y no pasó desapercibido que se tapó la entrepierna.
Entendió.
Soltó una carcajada ligera mientras tomaba su camisa y la colocaba para después continuar con el resto de su atuendo, todavía con una sonrisa burlona en el rostro, si las cosas eran como él pensaba iba a estar muy indignado, ¡ni siquiera recordaba su primer beso! Ah pero que tal esos momentos.
— Qué impresión.
Fue a la sala de estar y prendió la tele en lo que su novio salía por la puerta. Había sólo dos opciones en ese momento para Jackson, una tardaba un poco más que otra, esperaba que no se avergonzara demasiado después de eso, en otra situación el hubiera hecho alguna broma incluso hubiera ofrecido su ayuda, maldita sea él deseaba tanto ayudarle; sin embargo, tenía que darle su espacio para que asimilara las cosas, o eso dijo el médico.
— ¿Nos vamos? — preguntó Jackson sacándolo de sus pensamientos.
— Sí, bebé — dijo en automático haciendo que se sorprendiera —. Digo, sí.
Jackson rodó los ojos y tomó su mano para guiarlo a la salida. — Trátame como siempre, no sabes cuanto deseo recordar absolutamente todo. De verdad, no contengas todas esas cosas... cariño.
Soltó una pequeña risa por la vacilación de Jackson y asintió. Estaba seguro que las cosas serían más fáciles de ese modo, él también quería que recordara todo.
— Hablando de eso... — empezó una vez se encontraban en el elevador —. ¿Qué fue eso que te pasó en la habitación?
— Ah... bueno, ya sabes... buenos momentos vinieron a mi cabeza y... sí.
— Muy buenos por lo que vi — dijo tras ver el sonrojo de Jackson, claramente avergonzado de lo que sea que recordó —. ¿Quieres contarme?
La mirada que el chino puso sobre él le divirtió, sólo hacía esas expresiones cuando estaba maquinando cosas malas en su cabeza o buscando la respuesta adecuada.
— ¿Contarte? No.
Y sin decir nada más salió del elevador para dirigirse al auto de Mark.
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Remember Our Love // Markson
RomanceHaber tenido un accidente es el menor de sus problemas cuando se da cuenta que no recuerda los últimos años de su vida, más importante aún, no lo recuerda a él.