03 - Our love is god

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ADVERTENCIAS: ⚠️
Uso de arma de fuego, referencias a asesinato, muerte y sangre, manipulación y mucho angst en general. Llevad cuidado plisss

•••

La luz de la mañana se coló por la ventana, dejando pasar los rayos del sol, despertando a Roier. El castaño parpadeó repetidas veces, intentando acostumbrarse a la iluminación del dormitorio, encontrándose con el albino tumbado a su lado. Los brazos de Cucurucho rodeaban su cuerpo desnudo, apegándolo a él.

Sus ojos se pasearon por los hombros del otro chico, llamándole la atención lo pálida que era su piel. Roier observó frunciendo el ceño la maldita máscara que le impedía ver el rostro de su amante. Al principio le había dado igual puesto que respetaba que Osito Bimbo necesitaba su intimidad al no estar acostumbrado a mostrar su cara, sin embargo, ahora que literalmente aquella era la única parte de su cuerpo que no había visto, no le veía el sentido a seguir ocultándoselo.

Observó detenidamente el pecho del albino, subía y bajaba lentamente, mostrando la pausada respiración del chico. Estaba dormido.

Una de sus manos se escabulló de entre las sábanas, subiendo lentamente hasta la altura de la máscara de oso. Con cuidado, posó sus dedos sobre el objeto y, muy lentamente, lo apartó del rostro de Cucurucho, mostrando sus labios. No era nada nuevo, de hecho, esa era la única parte que el albino le había permitido ver. Siguió apartando la máscara y su respingona nariz apareció de repente, junto a pequeñas pecas que decoraban el puente de esta y sus pálidas mejillas. Roier tragó saliva, observando con atención las pequeñas características que tenía el placer de contemplar. Cada vez se le hacía más atractivo.

Sabía que hacer eso estaba mal, que tal vez estaba invadiendo la intimidad del chico, pero su curiosidad era demasiado fuerte. Quería seguir descubriendo que escondía aquella maldita máscara, sin embargo una de las manos de Cucurucho rodeó con fuerza su muñeca, paralizándole. Roier observó con terror como el albino hacía una mueca seria, clavando aquellos ojos que aun no había podido ver en él de manera acusatoria.

-¿Qué haces Roier? -preguntó el albino haciendo fuerza en el agarre que tenía sobre el castaño.

La respiración del chico se cortó de inmediato.

-Yo solo... -divagó intentando no hacer contacto con aquellos ojos pintados- Solo tenía curiosidad.

El silencio inundó el ambiente y Roier ya no sentía la mano del dolor que el agarre de Cucurucho le estaba provocando. A veces, solo a veces, Osito Bimbo le hacía daño.

-Roier, no te he dado el permiso para que hagas eso.

-Lo sé, yo solo... Perdón -el castaño observó de reojo su muñeca, ahora de un color rojizo- ¿Puedes soltarme, por favor?

Osito Bimbo le miró en silencio e hizo lo que le pedía, dejando libre su mano. Roier volvió a esconder su brazo bajo las sábanas, ignorando el dolor punzante que ahora le recorría por toda la zona. Miró con miedo a Cucurucho, quien seguía sin decir nada.

-Mis disculpas -habló por fin-, no pretendía asustarte Roier, pero mi cara es algo muy personal para mí. No estoy acostumbrado a que la gente me vea.

Roier asintió, ahora más tranquilo al escuchar algo de arrepentimiento sincero en su voz. Cucurucho volvió a rodear con sus dedos la muñeca del chico, esta vez con delicadeza, sacando su brazo de nuevo de debajo de la manta, observando con algo de pena la marca roja que había dejado.

-Lo siento -frunció los labios acariciando con el dedo pulgar la zona enrojecida-, me dejé llevar.

-Está bien -le contestó rápidamente-. Fue mi culpa por no saber contener mi curiosidad, no te disculpes.

Meant to be yours {Bimboier}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora