Ni tiempo le dieron sus emociones para ver la reacción de Regina al recibir el beso de su prometido, les dio la espalda, se fue cabizbajo, sentía el mundo estremecerse encima de su cabeza haciéndose pedazos con el impacto, se puso las manos en el rostro negando desesperado, los deseos de llorar eran inmensos, solo que debía comportarse, allí todos los ojos estaban puestos sobre él, no podía darse el lujo de lucir débil, respiró profundo, sostuvo el aire, la furia y la impotencia las convirtió en fuerza y continuó como si nada hubiese ocurrido, había un evento del que encargarse, ya luego vería cómo buscaba las palabras indicadas para convencer a su corazón, ese lo reprendía severamente, por ahora lo ignoraría.
La situación para Regina, no difería, una tormenta de emociones también la martirizaba, “no me respondiste, Fred, ¿qué haces aquí?”, al advertir la ausencia de David, y las consecuencias que la visita inesperada traería para su relación, tenía que encontrar explicaciones y respuestas, las merecía.
“vine a ver a mi prometida”, con desfachatez, se atrevió a responderle.
“hace días rompí nuestro compromiso”, replicó con los brazos cruzados, esa no era la explicación.
“te advertí bien claro que no te librarías de mí tan fácil”, entre dientes lanzó sus palabras distorsionadas por la mala forma, se notaba furioso, claramente vio a ese tipo, sosteniéndole la mano, ¿quién era para tratarla así?, ¡atrevido!
“puedo echarte con seguridad, aquí no has sido invitado”, amenazó, lo único que tenía deseos de hacer era buscar a David y explicarle que todo no era más que un malentendido, ¿estaría molesto con ella?, ¿no querría verla?, ¿volverían a tener una linda relación?, su mente la torturaba con preguntas sin respuesta.
“si te atreves a mandarme a volar de aquí tu mamita pagará las consecuencias”, la amenaza suya se quedó chiquita en comparación con esa, lo miró fijamente, tenía que encontrar en sus ojos, eso que Cruella tantas veces le advirtió e hizo caso omiso.
“no sé de qué medios te escudaste para llegar aquí y sinceramente, no los quiero conocer, pero si le tocas un cabello a mi madre, me conocerás realmente”, seria, sin esconderse un solo sentimiento negativo, rebatió.
“fácilmente con una sola llamadita, puedo mandarte a un desfile donde irás vestidita de negro y con flores en tus manos”, la seriedad se multiplicó, “tengo a una persona muy cercana a ustedes, esperando una señal mía”, abrió los ojos de par en par, lo tenía todo calculado para chantajearla y darle donde más le dolía, le convenía aceptar sus condiciones, la vida de su madre, estaba en juego, nada valía más que su seguridad.
“¿qué debo hacer?”, resignada, accedió ante sus presiones.
“decirles a todos que somos una pareja”, le pedía la vida, ¡maldito Fred y mil veces maldito!
“ganaste”, la palabra le dolía en el alma, los ojos se le cristalizaron cuando, sintió unas manos masculinas, enredándosele por la cintura, ¡adiós a la relación con David!, sollozó inaudiblemente, debía desahogarse.
“así me gustan las niñas obedientes”, satisfecho, se vanaglorió, “es hora de mostrarme el hotel y encontrarme un lugar en tu habitación”, tenía la leve idea de que, a partir de ese momento, tendría que complacer sus caprichitos.
“la estancia en el hotel no la pagué yo”, intentó zafarse, al menos de su mala compañía y de lo que ella significaba.
“te equivocas, reinita, las parejas duermen juntas en la misma cama”, nada lo haría cambiar de opinión, así que, no impuso resistencia, lo condujo hasta la recepción, donde, hasta con el gerente del hotel tuvo que conversar, las reservaciones estaban programadas previamente, pero consiguió hacerle un lugar en su habitación.
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Cuando se añora un amor
RomanceInspirada en la canción Cuando nadie ve, interpretada por Morat