Las dos semanas que estuve con reposo se me hicieron interminables. Alexis no había aparecido ni se había comunicado conmigo. Y lo peor es que no sabía por qué, pero me importaba.
Recién llegábamos a la casa, después del primer control con la cirujana. Todo había salido bien y yo por fin podía volver a la normalidad con mi vida, o a lo que se podía llamar normalidad.
—Voy a plantar esto —señalé las nuevas rosas que había comprado. Mike asintió y entró, mientras que yo me fui a la parte trasera de la mansión.
Mike llevaba varios días comportándose raro conmigo pero no quería preguntarle nada. Si él quería contarme lo haría solo.
Dejé los dos maseteros al lado de la tierra que iba a ocupar y me senté en el pasto.
—Van a quedar preciosas —le hablé a las flores. Me sentía ridícula hablándole a las flores, pero no me importaba. Solo hablaba con Mike y sentía que necesitaba comunicarme con más personas así que estas flores actuarían como otras personas. Mi idea era ridícula pero había escuchado que hablarle a las plantas hacía que crecieran más bonitas.
Saqué de la bolsa las herramientas de jardinería y comencé a cantar mientras plantaba mis rosas.
—¿Ahora eres jardinera?
Levanté la vista y me encontré a Gustavo mirándome unos metros más lejos.
—¿Ahora te crees jardinera, perrita?—repitió.
Puse los ojos en blanco y seguí cantando. Iba a ignorarlo completamente.
—No me gusta que me ignoren, nadie se atreve a ignorarme —gruñó.
Entonces yo iba a ser la primera en ignorar al idiota. Le sonreí a mis flores y continúe la canción tarareando.
—Dije que no me gusta que me ignoren —repitió. Lo demás no lo vi venir.
Terminó con la distancia que nos separaba y me empujó, haciéndome caer de espalda contra el pasto, luego se sentó a horcajadas encima de mi y me golpeó. Me dio un solo golpe que me hizo quedar un poco desorientada. Había sido un golpe duro.
—Tienes que aprender a respetarme, zorra.
Puso una de sus asquerosas manos en mi cuello y con la otra comenzó a tocarme muy bruscamente el cuerpo.
—Déjame —murmuré con dificultad, ya que el maldito me estaba asfixiando.
—Por fin vas a ser mía...
El aire comenzaba a irse de mis pulmones y no solo porque me tenía presionado el cuello, sino que porque Gustavo se había tirado completamente encima de mi.
—Gus... tavo — susurré. Intenté quitármelo de encima pero no podía. Tenía mucha fuerza. Me estaba haciendo mucho daño.
Comenzaron a dolerme mucho los pechos. Gustavo estaba presionándome mucho y temía que pudieran reventarse o algo.
De repente se escuchó un estruendo y luego el grito de Gustavo. Lo primero que vi luego de que me quitaran a Gustavo de encima fue la cara de Mike.
—Gracias a Dios —murmuré recuperando el aliento.
Mike se apartó con Gustavo a rastras y yo pude sentarme.
Me sorprendió mucho ver a Alexis a unos metros, con una pistola en la mano. Se la guardó en el borde del pantalón y corrió hacia mi.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado, pero no me tocó.
Asentí confundida y con miedo. Podía sentir una crisis acercándose. El aire comenzaba a faltarme de nuevo y ya habían empezado las contracciones musculares.
—Hija de puta, ¡te voy a matar! —escuché el grito de Gustavo y mi reacción fue abrazar fuerte a Alexis.
Él se tensó pero luego me abrazó de vuelta.
—Encárguense de él —gritó.
De reojo vi pasar a al menos cinco hombres que se llevaban a Gustavo, entre ellos Mike.
—No me dejes sola —supliqué con desesperación. Mi cuerpo no paraba de tiritar preso del pánico.
De repente una puntada me hizo llevarme la mano a mi pecho derecho y el dolor fue tremendo.
—Sangre... —susurré sin poder creerlo.
Alexis se puso de pie y me tomó en brazos.
—Vamos a la clínica—murmuró.
Cerré los ojos y comencé a llorar. Si bien la operación había sido un sueño desde pequeña, temía demasiado por mi vida. Si era necesario quitarlos, que lo hicieran rápido. Dolía demasiado.
Odiaba tanto a Gustavo. Era el ser más repulsivo del mundo.
—Tranquila, por favor.
La vista se me nubló y no podía ver nada más que una neblina. La crisis había empezado y no podía controlarla.
**
Abrí los ojos un poco confundida. Estaba en el hospital y estaba sola.
Miré mis pechos y suspiré aliviada al ver que seguían ahí, pero nuevamente con vendas.
De repente la puerta se abrió y Alexis entró.
—Ya despertaste —murmuró.
Asentí y me pasé la lengua por los labios. Los tenía muy secos.
—Tengo sed—murmuré con la garganta seca.
Alexis abrió una botella de agua y le puso una bombilla.
—Bebe —murmuró acercándome la bombilla.
Agradecí y se sentó a mi lado.
—¿Qué pasó?—pregunté.
—Se te abrió la herida y tuvieron que volver a ponerte puntos.
Asentí.
—¿Y con Gustavo?
—Los chicos se encargaron de él. Ya no va a volver a molestarte —contestó serio.
—¿Él...? —no pude formular la pregunta, pero Alexis entendió igual.
—Él se lo buscó, y terminó como iba a terminar igual en el futuro... con una bala entremedio de los ojos.
Cerré los ojos con pánico y me mordí el labio. Aunque haya hecho lo que haya hecho, había muerto por mi culpa.
—No te culpes —murmuró leyéndome el pensamiento— Ya me tenía aburrido, era lo que necesitaba para deshacerme de él.
Asentí aún con miedo. Dios, esto era una completa pesadilla.
Alexis negó con la cabeza y me tomó la mano. Acto que me sorprendió. Creo que lo hizo inconscientemente, porque cuando se dio cuenta, me soltó inmediatamente.
—Mañana puedes volver a casa —comentó poniéndose de pie.
Me mordí el labio insegura.
—No sé, pero... Como que no quiero volver ahí.
Me miró y asintió.
—Lo supuse. Pero va a ser solo por la semana en que tendrás los puntos, a penas te los saquen nos vamos a Miami.
—Pero... No tengo visa para entrar a Estados Unidos.
Se volteo a mirarme y asintió.
—Yo soy americano...
—Si, tú, pero yo no... Nunca he ido a Estados Unidos.
—Yo voy a darte la visa.
—Alexis tú no... —me quedé en silencio cuando entendí a qué se refería.
—Voy a arreglar todo para que sea lo antes posible.
No respondí, por lo que Alexis se despidió y salió de la habitación. ¿En qué puto momento iba a despertar y volver a mi vida normal?
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Thug Life
RomanceLos vicios y las deudas llevaron a que Megan fuera vendida por su padre al hombre equivocado. Megan se ve obligada a convivir con un mafioso de primera que esconde muchos secretos peligrosos, tan peligrosos que la vida de Megan puede estar en peligr...