El impostor

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El detective golpeaba fuertemente la mesa y gritaba demasiado; Y claro, si tenia delante a un verdadero inútil verbal, que no brindaba ningún tipo de información: Tenia delante al mismísimo actor, activista, cantante y productor Oliver Novak, de origen esloveno y nacionalizado estadounidense, también es conocido por ser acusado por el asesinato de su mujer y sus 2 hijos a sangre fría con un revolver.

El abogado defensor trataba de justificar de múltiples maneras -completamente en vano- el porque de la locura de Oliver a la hora de matar a su familia: Desde los mas predecibles, como que Oliver sufrió un ataque psicótico o de ira al momento de cometer el crimen, o hasta las mas confusas, como que el caso de Oliver fue autodefensa.

Mas allá de esto, lo verdad no se sabia con exactitud que paso, y menos si Oliver no contestaba las preguntas, quizá esto solo le subiría la condena, pero no.

 Lo que pasaba era que existía una pequeña incógnita en su caso: en la escena del crimen no se encontraba ni una sola mancha de sangre, ni en los cuerpos de las víctimas ni en ningún rincón de la casa. Los agujeros de bala eran perfectos y no había señales de lucha por parte de la familia. Lo más perturbador era la falta de remordimiento en Oliver, quien hablaba de liberación en lugar de arrepentimiento, siempre con esa horrorosa y fria sonrisa que lo caracterizaba. El caso se volvía cada vez más enigmático, dejando a todos con la pregunta inquietante: ¿qué había ocurrido realmente aquella fatídica noche?

El oficial se sumergió en un laberinto de pistas y sospechas, decidido a desentrañar la verdad oculta tras el enigmático caso de Oliver Novak. Mientras recorría los oscuros pasillos de su mente, descubrió un detalle perturbador: el pasado de Oliver estaba marcado por secretos y conexiones con una organización clandestina relacionada con prácticas oscuras y rituales esotéricos y en algunos casos, satánicos.

Y entonces se le ocurrió la bizarra pregunta, ¿habría sido Oliver el verdadero asesino?,

Y luego de pensar eso, el detective, completamente pálido, miro a los ojos a Oliver, el cual tenia una cara demoníaca, con esa peculiar sonrisa de oreja a oreja, y entonces fue imposible que el investigador no pensase que el que estaba ahí definitivamente no era Oliver.


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