Atrapado

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No había figura mas imponente que la vieja estatua renacentista en el medio de la plaza. Era tan enigmática, que desafiaba las nociones convencionales del arte. Representaba a una figura humana de proporciones perfectas, sin rostro y sin género definido, con los brazos extendidos en un gesto acogedor y acogedor. El mármol blanco inmaculado parecía brillar con una luminosidad etérea bajo la luz del sol, mientras que en las noches oscuras, parecía adquirir una apariencia inquietante y misteriosa.

Nadie sabia su origen, se cree que fue traída por algún comerciante y puesta ahí hace ya varias décadas. Y a pesar de sus particularidades, el pueblo la fue aceptando como parte de su cultura debido a que parecía trascender las barreras físicas, evocando una extraña sensación de familiaridad y temor en aquellos que la contemplaban. Sus rasgos ausentes permitían que cada espectador proyectara sus propias emociones y experiencias, convirtiéndola en un espejo para los secretos más profundos y oscuros de sus almas.

Su presencia impregnaba el aire con un aura de misterio y fascinación, atrayendo a los curiosos y a aquellos que buscaban respuestas a las preguntas sin formular que habitaban sus mentes. La figura sin rostro parecía guardar secretos ancestrales y conocimientos más allá de la comprensión humana, y su sola presencia generaba un sentimiento de reverencia y temor en igual medida.

De todas formas, la estatua siguió perdurando en el tiempo, y así, decada tras decada fue aguantando distintas calumnias que sucedían en el pueblo. Esa cultura tan asombrosa había aguantado muchas invasiones, crisis económicas, saqueos, vandalismo, y muchos otros males.

Sin embargo, el 7 de agosto de 1944 pasaría un evento muy particular en la historia de este pequeño pueblo, que tras vivir bajo el régimen fascista italiano durante mas de 20 años, llegaría a su fin cuando los aliados logran acabar con el gobierno de mussolini y emprenden una campaña para tomar todo el territorio itálico.

Sucedió que, uno de los miles de enfrentamientos militares sucedidos en la península tuvo lugar en aquel viejo pueblito devastado por la guerra total. Un batallón estadounidense arribo por completo la ciudad y empezó una operación sobre el poblado.

El pueblo, ya desgastado por años de opresión y sufrimiento, se vio envuelto en una vorágine de caos y destrucción. Las calles empedradas resonaban con el estruendo de los disparos y el fragor de las explosiones. Las casas de piedra, que habían sido testigos mudos de tantas tragedias, ahora se veían envueltas en el fuego y el humo de la batalla.

La estatua de mármol, situada en la plaza principal, parecía observar impotente el desgarrador panorama que se desarrollaba a su alrededor. Sus brazos extendidos, una vez acogedores, ahora parecían implorar clemencia y paz. Pero la guerra no entendía de súplicas ni de deseos.

En medio del conflicto, los soldados estadounidenses avanzaban rápidamente, intentando liberar a los ciudadanos del yugo fascista que habían soportado durante tanto tiempo. Sin embargo, en su frenesí bélico, los soldados no pudieron evitar que algunos proyectiles alcanzaran la estatua. Las ráfagas de ametralladora y los bombardeos dejaron cicatrices en el mármol blanco, fragmentos rotos y astillas dispersas por el suelo.

La estatua, aunque dañada, resistió estoicamente. Las heridas infligidas por la guerra se convirtieron en marcas de honor, testigos silenciosos de la valentía y la resistencia de la pequeña comunidad. A medida que los combates se intensificaban, los ciudadanos, refugiados en sótanos y edificios en ruinas, miraban con asombro y esperanza la figura sin rostro que permanecía firme.

La pelea fue muy sangrienta, y después de 1 semana de masacre todo llegó a su fin con la retirada de los oficialistas. Finalmente, ese bello pueblo lleno de historias de amor, de tristeza, de esperanza, de gloria, de alegría y de paz llegaría a su fin. Y la única estructura que se mantenía en pie era la estatua, que contemplaba con su rostro vacío las ruinas y los cadáveres de los pueblerinos, que habitaban ese maravilloso poblado al que alguna vez llamo hogar.

Los supervivientes se reunieron en la plaza central, donde se encontraba aquella escultura, mientras los americanos ofrecían un traslado a una ciudad cercana que estaba a manos de los aliados. En medio de ese encuentro, un niño, de unos 7 u 8 años, se acercó a esa figura y se sentó al lado de esta, lo vio directo a su inexplicable rostro y exclamó

-¿Por qué sufrimos? ¿Qué hicimos mal?-

La colosal y magnífica estatua, conocida por su imponente figura, simplemente se quedo como un testigo silencioso de la agonía humana, no pudo ofrecer ninguna respuesta o consuelo en medio de la devastación. En cambio, se mantuvo inmóvil, una representación muda de la impotencia y el sufrimiento.

A medida que la lluvia arreciaba, el niño se alejó lentamente de la estatua, con el corazón roto y una sensación abrumadora de desolación. Ya no quedaba nada en ese pueblo que le diera razones para quedarse. Sus sueños y esperanzas habían sido destrozados por la guerra y el dolor. Se marchó, llevando consigo el vacío existencial y la sombra de lo que alguna vez fue.

La estatua, dejada atrás en la plaza desierta, fue testigo de la partida del niño y el abandono total del pueblo. Las ruinas y los cadáveres se convirtieron en un sombrío recordatorio de la crueldad humana y la fragilidad de la vida. En su soledad eterna, la figura sin rostro se mantuvo como un testigo silencioso de una historia trágica que quedó atrapada en el tiempo.

Pasaron los años y aquel lugar fue olvidado por completo, nadie sabe de su existencia y las pocas mentes que recordaban de su paradero ya perecieron, incluyendo la del niño.

Pero la estatua sigue ahí, en su pensamiento eterno, tratando de articular una frase y responder a esa inquietante pregunta que no lo deja descansar en paz.

Aunque quizás nunca lo logre, porque recordemos que esa construcción no es humana, y la codicia, la destrucción, el desprecio, el resentimiento y la guerra son invenciones de nuestra mente.

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2023 ⏰

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