Capitulo 22; Something

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Necesito recordar dejar una jarra de agua cerca de la cama cuando me acuesto. Sólo de bajar por esas escaleras a esta hora, me dan ganas de golpearme por haber olvidado recoger una botella de agua antes. Así que llego a la sala, veo que la luz de la cocina está encendida. Pero, ¿Quién está despierto a esta hora?

-¿Samantha ? – La llamo tan pronto llego a la cocina, ella está en una silla y tiene una olla grande sobre la mesa. - ¿Qué estás haciendo?

-Tienes que dejar de asustarme de esa manera.

Limpia las esquinas de su boca con el dorso de su mano. Sonríe con torpeza y vuelve a tomar el bote, que parece tener algún tipo de dulce. Tomo una silla y me siento en frente de ella.

-¿Qué haces a esta hora?

-Esto. – Apunta a la olla con la cuchara en la mano. – Me encantan las fresas con Nutella y malvaviscos. – Llena la cuchara con un poco de esa mezcla de dulce y se lo mete a la boca. - ¿Quieres?

La reprendo con la mirada por estar hablando con la boca llena. Niego con la cabeza y apoyo los codos sobre la mesa. Samantha parecía bastante ocupada con la olla de dulces. Una pequeña sonrisa surge en mis labios al verla sucia de en su barbilla mientras devora las fresas con nutella y malvavisco. Mirándola así es imposible decir que ella tenía incluso treinta años. Para ser sincera, no parece haber pasado de los veinticinco todavía. Sigue hermosa.

Dios mío, tengo que parar esto.

-¿Me podrás llevar al trabajo mañana?

-Qué tal... - Engulle lo que está en su boca. – ¿Si tu conduces y yo te guio?

-No.

Abro los ojos, aún traumatizada por casi haber golpeado mi coche y ponerme demasiado nerviosa hasta el punto de dejar el coche morir al menos tres veces. No sé cómo me convenció de aprender a conducir la primera vez, pero está vez ella tendrá que hacer algo más que sólo darme algunos besos y decir que puedo.

-Pero amor... sabes que necesitas aprender a conducir. – Se levanta de la mesa y se lleva consigo el bote de dulce y la cuchara sucia. – Además, amabas conducir tu coche y también es necesario que conozcas la ciudad. Después de todo, no puedo ser tu guía para siempre.

Viéndolo de esa manera tiene razón, ella tiene un punto. ¿Pero qué hacer con toda mi inseguridad? Es imposible no sentir miedo, el coche parece ser demasiado poderoso, imagínate salir disparado ahí. Si ya golpeo coches jugando videojuegos, imagina en la vida real.

-No me siento segura para ponerme al volante... Tal vez debería ir a la escuela de conducción.

Samantha termina de lavar y se vuelve hacia mí, ella no se limpia las manos, causando que algunas gotas terminen en el suelo de madera. Su cara muestra incredulidad.

-¿Estás queriendo decir que soy pésima maestra de conducción?

-¡Oh, no! No, no realmente. – Me desespero al tratar de redimirme, estoy casi creyendo que realmente se vio afectada por lo que le dije, cuando de repente la idiota comienza a reír. – Tienes que estar bromeando.

Echa la cabeza hacia atrás y se ríe de buena gana, ni siquiera le importa estar haciendo mucho ruido. Aprieto la mandíbula y sacudo la cabeza. Linda.

-Quería grabar tu rostro. – Hace la señal de espera con una mano, se inclina hacia delante, apoyando las manos en las rodillas. – Sigue siendo la mejor broma de todas.

-No lo encontré divertido. – Rezongo, cruzando los brazos debajo de mis pechos. – Por cierto, a pesar de saber fotografiar, si fueras comediante te morirías de hambre.

Stupid wife (rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora