Cuando el castillo termino de remodelarse, Nezha regreso a sus deberes en la corte del Reino Celestial.
Mientras tanto en otro lugar...
—¿Qué me está pasando?— Preguntó Rosy intentando mantener la compostura de su cuerpo.
Su mañana no fue del todo agradable, llegó tarde al trabajo, casi la atropella un auto y para colmo, expulsa pétalos cada vez que se enoja, sip, simplemente el peor día de su vida.
—Necesito encontrar a alguien que me diga lo que está sucediendo— Exclamó de forma muy asustada mientras se vestía para ir a buscar a Sun Wukong.
—El Rey Mono sabrá que hacer.
Rápidamente se dirigió hacia la tienda de Pigsy, cuando entro ahí, estaba más aterrorizada que de costumbre.
—¡Rosy! ¿Qué te pasa, estás bien?— Cuestiono Pigsy preocupado.
—¡¿Sabes dónde está Wukong?!—Grito Rosy sin poder contenerse.
—Aqui estoy— Contestó el mono con una sonrisita que se apagó de repente en cuanto vio a Rosy.
—Gracias a cielo, estás aquí, necesito preguntarte algo.
—Claro, lo que sea.
—¿Porqué cada vez que me enojo, lanzo ráfagas de pétalos rojos?— Indagó la chica sin perder un segundo.
—Espera un momento, ¿Expulsas pétalos?— Preguntó Pigsy.
—Si, pensé que era una etapa pasajera, pero ahora me doy cuenta que ya se está volviendo muy común.
—Mmm, puede deberse al legado de tu familia, dijiste que una vez tuviste una abuela que también hacía lo mismo, ¿Verdad?
—Si pero nunca le tome tanta importancia.
Así continuaron hablando sobre el árbol genealógico de la familia de Rosy.
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La Rosa Y El Loto
أدب الهواةNezha ha estado muy ocupado, protegiendo el Reino Celestial de cualquier mal, eso hasta que una chica llamada Rosy le pide que la ayude a entrenar.