La Rosa Y El Loto

Capitulo 5.

—Wow, eres más... Lindo de lo que pensé— Dijo Rosy en un estado de alucinación romántica.

—¿Qué?— Nezha estaba sorprendido, incluso sonrojado por ese comentario.

—¡Espera, no quise decir eso! Es solo que... Nunca había visto a una deidad como tu— Balbuceó la chica al darse cuenta de su error.

—No no, está bien, solo me sorprendí un poco —Contestó el principe apartando la mirada.— De todas maneras, ¿Qué estás haciendo aquí?

—Preguntó el principe regresando al tema.

—Oh, cierto, mi nombre es Rosy, vengo del Reino mortal, y quiero que me ayudes a entrenar.

—¿Entrenar? ¿Porqué?

—Bueno, veras... Estos últimos días me han sucedido cosas extrañas, cada vez que me molestó o me asustó, lanzo pétalos de rosas, e intentado controlarlo por mi cuenta pero nada de lo que hago funciona— Divagó la chica mirando sus manos.

—Esto es raro, nunca había escuchado de alguien que pudiera controlar pétalos de flores además de yo, ¿Desde cuándo te sucede esto?— Preguntó Nezha acercándose más a Rosy.

—Desde el Lunes— Contestó la chica avergonzada.

—¡¿El lunes!? Rosy, han pasado 3 días, ¿Porqué no pediste ayuda de inmediato?— Gritó el principe a pesar de que no era su intención.

—Es que yo no quería... Preocupar a los demás con esto 
—Balbuceó jugando con las mangas de su chaqueta.— Además de que pensé que se iría pronto, pero luego no tuve más opción que recurrir a Monkey King, luego el me dijo que viniera con usted.

Nezha se llevó una mano a la barbilla, por un lado tenía cosas que hacer y por el otro, no quería dejar a la pobre chica soportando todo esto.

Luego de unos minutos, suspiro pensando que lo mejor era entrenarla.

—Esta bien, te ayudaré— Dijo por fin el guerrero.

—¡¿En serio!?— Chilló Rosy por la emoción.

—Pero, no será nada fácil.

—Por ti, haría lo que sea— Contestó la chica

—¿Qué?— Nezha volvió a sonrojarse.

—¡Ay, lo siento, no quise decir eso!— Grito Rosy intentando mantener la calma.

—Muy bien, mañana comenzaremos el entrenamiento, Será mejor que te prepares— Dijo Nezha poniendo sus manos detrás de su espalda, e intentado ocultar su rubor.

—Solo una pregunta, ¿Cómo podré volver aquí?— Divagó Rosy.

—De eso no te preocupes, Solo dame tu dirección y yo pasaré a recogerte.

—Oh, Ok.