Nada fue tan inesperado como la creciente amienemistad de Henry Potter y Bellatrix Black, dos eternos rivales que de pronto eran los mejores amigos... O más.
Henry encontró en ella la salvación y ella lo haría todo por él... O no.
[Harry Potte...
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❝Perfecta en todo sentido❞
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Al cumplirse el quinto día de la semana en que Bellatrix Black faltaba a su castigo Henry Potter estaba convencido de que lo hacía por simple vagancia porque en clase no parecía enferma.
Así que luego del castigo subió a su habitación en la torre de premios anuales, esperaba encontrar a su hermana ahí para calmarlo, pero recordó al entrar que ella ya no estaba ahí.
Casi eran las 2 de la madrugada y él no podía dormir, tenía un importante entrenamiento en la mañana para el partido del domingo y ahí estaba él sin siquiera poder dormir.
Se cansó de esperar y se dijo que su predicamento venía de la azabache que hasta hace pocos días consideraba su amiga, se levantó de su capa y caminó a su baúl para tomar su capa invisible.
Se puso una camisa y sus zapatos antes de salir y se ocultó bajo la invisibilidad de su reliquia familiar, caminó durante varios minutos en silencio y sólo observando la luz de su varita hasta que llegó a la entrada de la sala común de Slytherin.
Agradeció mentalmente porque los premios anuales conozcan todas las contraseñas y entró para luego dirigirse a las habitaciones de chicas, fue directamente al último piso porque sabe que la Black tiene una habitación privada.
–Bingo–Murmuró para si mismo al leer el nombre de la chica en la placa dorada de la última habitación en ese pasillo.
Entró sin tocar, estaba seguro de que a esa hora ella ya debía de estar dormida y así era, o bueno al menos estaba acostada sobre su cama mirando al techo hasta que la puerta de su habitación se abrió.
–¿Quién anda ahí?–Preguntó la azabache tomando su varita–Cissy no puedes dormir aquí hoy, lo sabes–Regañó a la nada.
La puerta se cerró de nuevo y la habitación quedó en la completa oscuridad salvo por la única vela que ella tenía encendida en la mesita de noche junto a la cama.
–No soy Cissy–Henry se quitó su cama y sonrió lo amable que pudo–Y tampoco quiero dormir aquí hoy–
–¡¿Qué haces aquí?!–Chilló la ojigris abriendo sus ojos como platos–¿Tienes idea de los problemas en los que te meterías si te encuentran?–
