—¡Angry!
La voz exigente detuvo el andar de un estudiante de secundaria. Preso del interés y lejano escrutinio público, el muchacho con el paraguas sujetado se quedó esperando una continuación, intrigado del porqué su compañero de clases parecía haberlo seguido hasta la salida.
—¿Ya te vas?— preguntó después de una agitada y profunda respiración.
—Sí — atinó a responder lo obvio, ladeando el rostro discretamente.— ¿Querías algo?
—Quería preguntarte si tienes pareja— acompañó la escandalosa frase con una sonrisa de labios cerrados, amigable y con dejes de coquetería disfrazada.
Para Souya Kawata, la indiscreción y abrumante tranquilidad con la que Shiba perturbaba su presente no tenía nombre, tomó sus palabras como descaro, como sinónimos de ser un entrometido.
Francamente se tentó a responder "¡Qué te importa!" en un afán por seguir ocultando la verdad, pero esa forma tosca de responder no iba con su personalidad, pese a tener toda la cara de mandar al demonio a la humanidad entera.
Souya no era como los demás chicos, claro que no. Él era distinto, diferente al resto, con deseos de estudiar y auto superarse, de no "perder" el tiempo con relaciones. Aparte, sus padres le tenían prohibido estar en una relación, con tal de no desorientarlo de sus obligaciones juveniles y académicas. El ambiente en el que vivía lo obligaba a aceptar e incluso compartir dicha perspectiva, a quererse engañar con hechos implantados y solo repetir como grabadora dañada que: No estoy interesado en tener novia.
O novio.
El chico siguió perplejo, convirtiendo los segundos en una agonía dura que rayaba con la incomodidad. Tragó saliva antes de repetir su frase célebre, sus dedos buscaron jugar entre sí y ser tronados para liberar la sofocante tensión que bailaba en la corta distancia a la de su compañero.
—Te quería preguntar si querías ser mi pareja— Shiba volvió a abrir la boca a lo inútil, suprimiendo la respuesta de Souya.— Bueno, solo si quieres, ¿O ya tienes?— los oídos del remitente lo captaron como burla, aunque en realidad había hablado suave.
Hakkai actuaba muy risueño, como si ya esperara un sí sonoro.
Souya dio un corto paso hacia atrás, dejado el talón como un soporte para no irse de espaldas, ¡¿Qué carajos acababa de escuchar?!
Se tapó la boca, impresionado, dejando morir un quejido de pena. Acababa de recibir la primera confesión en su vida, ya tenía dieciséis años sin vivir algo similar, y no tenía remota idea de cómo rechazarlo, de cómo actuar, si tenía que moverse, si debía darle un abrazo de consolación o simplemente inventarse una manera de desaparecer.
Correr era una idea exquisita que se le vino a la mente en cuanto volteó a la salida, en donde justamente estaba.
—¿Angry?— Shiba era persistente. Decidió acercarse más.— ¿Estás de acuerdo o...?— permitió que Souya asumiera el resto de su pregunta.
—YO...— alzó la voz. Por momentos sentía que su garganta se cerraba, que no podía ni suspirar— Yo...— siguió titubeando, absorto en porqué esta vez se le complicaba tanto dar un rechazo.
No era la típica reunión de amigos donde compartía su punto de vista sin rodeos, esto era algo más intimo, atrevido. Kawata jamás pensó que su compañero de clases fuese tan espontáneo y ágil para confesar sus sentimientos, sin pizcas de miedo, ¡había gran determinación en su amor!
Y la pregunta con más signos acompañados era: ¿Desde cuando se había enamorado de él?
Tampoco esperaba ser alguien atractivo o querido en silencio, no creía caer en el estándar del gusto de nadie, eso debido a su baja autoestima.

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Después de clases [HakkaSou]
Fiksi PenggemarHakkai no tenía pareja para la tarea de química, y al parecer Souya tampoco. Por una simple pregunta los dos compañeros de clase comienzan a frecuentarse con más regularidad, hasta sentir cosas que no se centran en una simple amistad.