VI / MEDIAS Y CHANEL

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El miedo es un cimiento importante, un equilibrio necesario, si superas las pruebas te vuelves valiente, pero si estás te debilitan física y mentalmente, eres un cobarde e inservible, pero, que ocurre si nos volvemos adictos a los estragos que generan ese miedo una adrenalina necesaria para nuestra vida, seríamos adictos o desquiciados.

No están para saberlo, pero generalmente siempre salgo con algunas pantimedias debajo de mis leggins, la fricción y sensación que genera en mi cuerpo es gratificante, así lo sentí aquella tarde que decidí salir a buscar algunas cosas al súper, no dejaría que está situación de Math y su estafa maestra me afectará más, así que aproveche las ganancias que tenía por vender los costosos obsequios de boda por una aplicación de mercado negro, así que compré algunos vegetales, huevo, salmón y claro mis pecados placenteros chokis brownie y dos juegos de pantimedias, había escapado de aquel edificio aprovechando que Nolán había ido a lavar el vehículo y Dimitri tendría una tarde sensual con un expresidiario, vaya esa chica si es intensa también, pensé.

Mientras seleccionaba los objetos no dejaba de pensar e imaginar, ciertamente la incertidumbre me estaba matando, ¿una colaboradora?

Estamos hablando del hecho de hacer vídeos. Claro está, pero de qué tipo, podría comprender en parte los objetos que extrajo de aquella caja y el cierto bochorno en que me metí al observarlo.

Ya sé que los tiempos cambian, solo que nunca me había tocado estar de cerca para ver cómo, lo que antes para mí eran tabúes, ahora se habían vuelto visibles y tangibles, lo que volvía todo más provocativo y excitante.

En mi caso siempre viví inmerso en una burbuja conservadora con mis padres y hermana, que inclusive apostaría que la posición del misionero era la única que conocían mis padres, así es, así de aburrida fue mi vida.

Pero cuando ellos no se encontraban en casa, mis instintos me llevaron a la habitación de mis padres, así que cerré antes las cortinas transparentes para que entrara luz tenue de aquellos inmensos ventales que rodeaban la habitación, dirigiéndome particularmente al closet de mi madre, dónde extraje un par de pantimedias negras, puse algunas melodías con sonidos vibrantes y sensuales, me quite lentamente mi pijama y procedí a colocarme Chanel No. 5 de la colección de mi madre, sobre mi cuello, nudillos muslos, aquel aroma de complejo, florales, como rosas, jazmín, sándalo y vainilla me generaba placer y relajación, poco a poco me coloque aquellas medias en el filo del colchón, la textura tocando mi piel por primera vez se volvió adictiva, llegó el momento de verme al espejo de cuerpo completo, se veían y sentía genial, daban mayor figura a mis glúteos redondos, me sentía sexi, así que decidí robarlas, no sin antes empezar a tocar mi cuerpo delicadamente con la llena de mis dedos, la temperatura subía cada vez que me dirigía a zonas más placenteras, sin poder evitar se escaparán algunos gemidos, era intenso toda la adrenalina que generaba que constantemente acudía aquel lugar, asegurándome que nadie me observara, bueno eso creía.

Era un adolescente en pleno descubrimiento de su sexualidad y placer, brevemente cumpliría la mayoría de edad y mis compañeros de la preparatoria ya hablaban de P sobre C, de D sobre V, y se reían de mí al no saber de esos términos y aventuras, un virgen en aprietos sin duda, así que aquellas aventuras se volvieron mi Tabú, mi mayor secreto vergonzoso, ya que ellos estaría seguro no experimentarían lo mismo, sería un escándalo si lo hubieran sabido en su entonces.

Una de tantas veces en aquella habitación algo había cambiado, mientras tocaba mi cuerpo, del otro lado de nuestra barda perimetral se encontraba un taller mecánico, había un chico de alrededor de 30 años observándome, en aquel momento de descuido de su parte lo hizo caer hacia nuestro césped, siendo nuestro perro quien lo delatara, inmediatamente salí al balcón a ver qué ocurría, siendo las cortinas mi vestimenta.

-Disculpa, caí sin querer, estaba haciendo algunas adecuaciones a nuestro techado y no tuve cuidado-anuncia el chico de tez clara pelirrubio.

-No te preocupes, bajo en un momento-respondí-mientras me colocaba mi bata de ducha que estaba cerca.

Baje de prisa los escalones, esperando mi perro no le incrustará las mandíbulas en aquel lapso. Llegué al patio trasero, rodee la alberca y de inmediato tome a Zac del cuello para que pudiera rodearnos y llegar a la parte trasera de la casa, los movimientos de Zac hicieron que el nudo de mi bata se desaciera quedando expuesto, observe a lo lejos viendo aquel chico estuviera salvó y procedí a soltar a Zac.

Llegué de vuelta a casa, le sonreí aquel chico por un instante.

-Disculpa mi torpeza, suelo ser precavido en ello-responde-rascándose su cabellera dorada.

-A qué te refieres, ¿no es la primera vez que lo haces?-espete preocupado, mi secreto estaba en peligro.

Él solo me miró con cierta pena, el color de sus mejillas se pusieron rojizas, pude observar un pequeño levantamiento de su entre pierna de aquellos leggings.

-Ese perfume es eróticamente exquisito -resopla-tratando de mostrarse seguro.

La tensión había cambiado, me encontraba en éxtasis, sobre todo por qué había sido interrumpido en mi momento cúspide para cerrar la aventura del día.

-Es de mi madre- agregué, tocando mi cuello con la yema de mis dedos.

-Me imagino que esas pantimedias también-agrega, acercándose lentamente hacia mí.

-Así es-respondo, mientras el ritmo de mi respiración cambia sin control.

-Esa tanga amarilla, te hace justicia-resopla a mi oído.

-! Asi¡-respondo, sintiendo mis piernas temblar.

-¿Quieres sentirte mujer? -resopla de vuelta, podía sentir su respiración cálida y aumenté por el cigarro.

Acercando su cuerpo junto al mío, colocando su entre pierna de lado de mi pierna derecha, frotando su bulto una y otra vez.

-Yo puedo ayudarte a ser una mujer! Maldita, zorrita¡-responde con rudeza, mirándome fijamente.

-¿Eres casado?-respondo con cierto vacilé, sin perder aquel momento erótico.

-Pero no capado, y debo confesar que las zorritas como tú, me vuelven loco-responde mientras se desabrocha aquel pantalón lentamente, para después tomar el nudillo de mi bata y zafarlo.

-Era una pregunta retórica-respondo, seductoramente, Dirigiendo sus labios sobre mi cuello, delicadamente, oliendo aquella fragancia.

-Serían veinte dólares con cincuenta-anuncia la cajera del centro comercial.

Desconectándome de aquel recuerdo.

Recordé quien era hace algunos años y me agradó hacerlo.

Mordí levemente mis labios, pague aquella cuenta y salí del centro comercial.

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Si deseas puedes escuchar el soundtrack 🎼🎶🎵 con el cual me inspire para este capítulo:

Lost they Game - Teo Pies.

Teo había olvidado quien era en un comienzo, aún no sabemos qué motivos lo llevaron a reprimirse 🔐, pero los juegos de los orgasmos acaban de comenzar y no podrá parar.🔥🔥🥵

Quédate conmigo hasta el final de esta historia. 😏

O S A D I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora