Capítulo 8

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*Horas antes de que llegara Mikey


El cuerpo me duele mucho, me es difícil tratar de moverme.
Anoche Izana se la paso la mayor parte del día aquí.

Después de lo de aquel día me trajo a este lugar.
Ya no me golpea, ahora me mantiene encerrado en su habitación, solo me permite salir para acompañarlo al comedor, de otra forma solo permanezco aquí, encerrado, esperando a que llegue para tener sexo.

Siento como acaricia mi rostro y finjo recién haber despertado.

— Buenos días lindo —me saluda con una sonrisa.

«Sé fuerte» digo a mis adentros.
Le sonrío igual.

— Buenos días —respondo.

— Estuviste genial anoche. Tu cuerpo es demasiado suave y delicado, adoro hacerte gemir y llorar de dolor hasta que ya no puedes resistir más.

Trato de mantener la mentira que dibuja mi rostro.

— ¿Saldrás hoy?.

— No lo creo, ¿Por qué, quieres que la pasemos juntos?.

— Solo lo preguntaba por curiosidad... Me preocupa que no descanses bien.

Me sonríe para luego abrazarme.
— Eres muy lindo. Descuida cariño, pasarla contigo es la mejor forma de descanso.

Muerdo mis labios presa del asco.

Se levanta y va hacia el ropero.

— ¡Hoy usarás este! —me ofrece un traje de maid.

Tomo la prenda.

«Sus gustos son iguales a los de Inupi»

— Pediré que nos preparen la bañera —sonríe y sale de la habitación.

Aprisiono mis rodillas contra mi pecho y empiezo a llorar.

«Quiero salir de aquí»

Izana vuelve luego de un rato y me obliga a ir con él a la bañera.

Pasa lo que tanto temía. Me pone contra la pared mientras me penetra una y otra vez, finjo placer todo el tiempo mientras siento que muero por dentro.

Termina y entramos juntos a la enorme bañera del centro. Me mantengo en silencio con las rodillas contra el pecho hasta que me arroja agua con sus manos mientras ríe alegremente.

— ¿Por qué estás tan callado? —inquiere.

— Solo estoy cansado —respondo en voz baja.

— Me quedaré contigo hoy —por inercia levanto la cara— Tranquilo, por hoy lo dejaremos así —ríe.

Salimos de la tina, nos ponemos la bata de baño y vamos a la habitación, me mira mientras me pongo el atuendo de maid y él termina de vestirse. Elegante como siempre.

— Te queda muy bien —dice abrazándome por detrás.

Vamos hacia el comedor pero antes de que tome asiento en una de las sillas me pide que me arrodille a sus pies y me recargue en sus piernas tal cual perro. Lo hago y empieza a besarme dejando de lado la comida.

Abren la puerta de golpe y me levanto al instante.

— ¡Ese maldito hijo de puta nos está jodiendo! —exclama uno.

Los hermanos Haitani entran seguidos por Madarame, Kakucho y otro hombre que nunca había visto.

— ¿Qué demonios sucede como para que entren así a mi casa? —inquiere Izana furioso.

 ͡⁠ᵔ⁠ 彡Hell through your eyes 彡 ͡⁠ᵔ⁠ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora