Amor caducado

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Mathias corrió al baño y vómito en la taza, maldijo por aquello, el día había estado llendo bastante bien sin visitas inesperadas.

—¿Estas bien?

Preguntaron ambos hombres que sentían algo por él, esa situación no le estaba gustando, normalmente se sentiría como una perra empoderada por tener a dos hombres comiendo de la palma de su mano, pero ya tenía una vida con el comisario, no aceptaba cambios en esta etapa de su... ¿Vida?

—Escucha Aiden, yo solo vine para ver tu tumba, me dijeron que moriste.

—¿Quien te lo dijo?

—Gus...... -se muerde el labio y piensa un poco- Joe se lo dijo a alguien y ese alguien me lo dijo a mi.

—¿Joe? -pregunto Volkov confundido- Matt, no estoy entendiendo nada.

—Pues yo tampoco -le asegura- pero si te puedo decir que Joe es Horacio, es el nombre que él tenía cuando estábamos aquí.

—¿Matt? -interrogo Aiden- ¿Te cambiaste el nombre? ¿Otra vez?

—Callense por un segundo, por favor, necesito pensar -agarra un vaso con agua y bebe un poco-.

Los dos policías se sentaron lo más separados posibles, los tres se encontraban en la casa del castaño, no los dejaría a su suerte con tanta lluvia con la convulsión del menor de por medio.

Mathias se sentó frente a los dos sin saber por dónde empezar, ya de por sí todo era difícil con su ex amor estando ahí, lo bueno es que ese amor ya estaba caducado, en su cabeza y corazón solo había lugar para el ruso. Eso no quitaba que estaba shockeado, hasta hace poco se pensaba que ese hombre estaba muerto pero parece que todo fue mentira.

—Podrás empezar diciéndome... ¿Que paso? Yo... lo último que recuerdo es a Joe disparándo.

—Esa fue la última vez que te vi, Joe nos hizo creer a todos que falleciste, no vimos tu cuerpo porque dijo que pidió que lo incineraran rápido. Tu dime ¿Que paso? ¿Porque Joe mintió?

—Celos -mira a Volkov de reojo- casi mata a mi novio por lo mismo.

—¿Novio? -mira a Volkov y vuelve su mirada al menor- entonces... lo nuestro...

—Lo siento Aiden, pero pensé... tenía que empezar de nuevo, tuve muchas... -suspira- demasiadas dificultades que no puedo contarte porque no me creerías, no a sido sencillo: me diagnosticaron con Transtorno de Identidad, ahora resulta que tengo epilepsia y agradezco que el tartamudeo no a sido un gran problema hasta ahora porque no podría lidiar con ello. Eso es solo la punta del iceberg, el que a estado ahí para mí es Viktor, me ayudó en mi peor momento a pesar de que no tenía razones para hacerlo.

Baja la mirada —Las... ciudades unidas a Los Santos tienen una alerta de precaución, cuando ví las características del sujeto no lo pude creer, pero... ¿Puedo saber porque te buscan?

—¿Me vas a entregar? -ve como Viktor está a nada de levantarse pero le hace una seña de que se calme-.

—Siempre estuve contigo pese que la mayoría de las veces que nos veíamos era tu estando tras las rejas hablándome como si estuvieramos en la cita más común del mundo. Podría entregarte y repetir esas épocas, pero la alerta no es policíaca, si no, de más arriba, no se en que problemas te has metido ahora que incluso la CIA te esté buscando, me da a entender que es grave. Te estás escondiendo pero te arriesgaste a buscar una lápida que no existe -niega con la cabeza- no voy a entregarte, pero tampoco recomiendo que se queden, deberían irse a un lugar perdido de la mano de Dios.... recomendablemente  con un hospital cercano.

—No sabemos a dónde ir, solo... huir, ya llegaremos a un lado, pero... quien sabe si encontremos un lugar seguro para nosotros. No quiero que me atrapen -juega un poco con sus manos lleno de nervios tratando de distraerse mirandolas- si lo hacen... harán lo que siempre quisieron conmigo desde un principio, no quiero acabar como mis padres.

—¿Tus padres?

Le da una mirada a Volkov para que explique, él ya no puede —Mathias conoció a su padre hace unos años, la CIA hace con él lo que quiera como si fuera una marioneta, su madre murió suicidándose por ciertos experimentos de la CIA. Lamentablemente Matt es muy parecido a su padre, por lo cual la CIA lo busca para...

—Tenerlo a su merced -aprieta los puños- tenías razón, era mejor permanecer ignorante en cuanto tus padres, siempre creí que exagerabas pero... ya veo que tenías razón pese a no recordar casi nada de ellos. Pueden quedarse está noche aquí, no llamen la atención.

—Gracias Aiden.

—No hay de que.... Mathias.

Sonríe —No me cambié el nombre, ese... es... el verdadero.

—Es agradable saberlo -se levanta y se va a la cocina dejando a los novios solos-.

—¿Todo bien? -pregunto Volkov sentandose a lado del rubio-.

—Fue... mejor de lo que pensé, claro, omitiendo el hecho de que soy un zombie, si le digo eso me manda el psiquiátrico o me entrega a la CIA... o...

—¿O... que?

—Buscaria ese lugar perdido de la mano de Dios con hospital. Aiden siempre fue... cómo te explico, es muy determinado, si dice que conseguirá algo no para hasta encontrarlo -ríe- una vez le pedí que me consiguiera unos chocolates fuera de lo común, al siguiente día llegó con una caja de chocolates japoneses... ese es Aiden -no puede evitar dejar de reír- es leal, como tú.

—¿Aún lo amas?

—¿Eh? No, ya no siento nada por él más que un gran respeto, también un poco de desconcierto, estaba muerto pero... no lo está.

—Uno tuvo más razón que otro, si moriste, no cuando lo pensó pero... te dejo más flores que yo.

—Puede que me dejara más flores que cualquiera, pero no los culpo, no les he dado demaciadas razones como para que me extrañarán estando muerto, hice cosas cuestionables contigo, con Horacio y con Conway, simplemente no las merezco -con sus dedos apaga una vela que a lado tenía una foto suya- no se porque él las dejaba -mira el ramo de flores mojado y ya sin algunos pétalos-.

Proyecto L424R0 [Gustabowl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora