Capítulo 1

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Hace muchos siglos, el mundo estaba compuesto por una jerarquía donde el Alfa estaba a la cabeza, el Beta en medio y el Omega hasta abajo. 

Sin embargo, el hecho de que los omegas estuvieran abajo no quitaba sus méritos y aportaciones a la sociedad y a la revolución industrial. Muchos cantantes, empresarios, inversionistas y actores, fueron omegas. 

La sociedad los aceptaban y los cuidaban, los consideraban importantes. ¿La razón? Su tasa de natalidad era baja, por no decir que era casi nula. Además, los omegas sólo podían concebir con otros alfas, no podían estar con un beta. 

Esos detalles, fueron lo que casi terminó con la especie AO (Alfa/Omega). 

La tasa de natalidad de los omegas disminuyó, casi llegando a cero. Junto a los omegas, disminuyeron los alfas. Por ese hecho, científicos preocupados, crearon una federación para preservarse. 

The Last Mate  (TLM), aseguraban y garantizaban, poder elevar la tasa de mortalidad. Sólo necesitaban dos cosas importantes: un alfa y un omega de tipo D (dominante). 

Durante varias décadas, intentaron, pero los resultados eran los mismos. 

Cero.

Por más que intentaron, no hubo ningún nacimiento dominante. 

Cuando estaban por tirar la toalla, el Hospital General de Massachusetts, en Boston, informó a la federación sobre el nacimiento de un omega con tipo D en su sangre. Rápidamente, la federación se puso en contacto con la familia responsable del niño. 

La señora y el señor Maldonado, eran mexicanos a los que recién les había dado la nacionalidad estadounidense. Aceptaron rápidamente los servicios y el apoyo de la federación, está se comprometía a cuidar al niño, pagar sus estudias y asegurar su salud; siempre y cuando tuvieran permitido conseguirle una pareja en cuanto se pudiera, y reproducirlo. 

Dicha decisión, era algo que debía de tomar el niño cuando fuera un adolescente y pudiera decidir. Pero no, la tomaron sus padres y sentenciaron su futuro. 

Dos años después, en el Hospital Iturraspe, se registró el nacimiento de un bebé alfa con tipo D en su sangre. Nuevamente, la federación movió sus influencias y convenció a la familia de dejarle ciertos permisos sobre el infante. 

Así fue como ambos niños, registrados, parecieron tener una vida normal durante mucho tiempo. Hasta que el omega cumplió quince años y el alfa trece. Los padres fueron citados a una videollamada grupal, donde se les informó que debían comenzar ya.

No sabían cómo dar la noticia, pero harían lo que pudieran. 

—. Bien, Quackity. Tú sabes que te amamos mucho, cariño. Que esté es tu segundo año en la high school, pero tenemos que informarte de algo - comienza su madre, como siempre, con ese inglés fluido, sonando como si fuera nativa.

—. Lamentamos informarte hijo, que tenemos que irnos del país en una semana - informa su padre.

Quackity los ve a ambos, ¿lo iban a sacar del país? Dejaría a sus amigos, su reputación escolar, todo caería. 

—. ¿Qué? No pueden hacer eso, y-yo, ya tengo mi vida aquí. No pueden, no quiero - trato de negarse, pero no pudo hacer nada, tendría que disfrutar su última semana con sus amigos. 

Por otro lado, unos padres argentinos estaban avisándole a su hijo de ciertas cosas y de ciertos temas. 

—. Escucha, unos extranjeros se quedarán en la casa como inquilinos, ¿está bien? Ellos tienen un hijo que es omega, y no quiero que los ofendas con tus comentarios irrespetuosos - avisa su madre. 

El Último Compañero - SpreeckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora