El Último Compañero - Spreeckity

Capítulo 10

Las clases en Estados Unidos eran muy curiosas. Al haber cruzado su primer año de "high school" en Argentina, sentía extraño iniciar su último año en Estados Unidos con un nuevo sistema. 

Su primer día de clases, caminaba por los pasillos y casi todos se le quedaban viendo. 

Sí, los alfas eran escasos, por no decir que, él y el tipo con el que Quackity se acostaba, eran los únicos en el mundo. 

—. Look at that boy, he's an alpha - escucha a unas chicas murmurar cerca de su casillero. 

—. He is very handsome - respondió su amiga. 

Un sonroso apareció en sus mejillas. Aunque estaba acostumbrado a los murmullos, nunca se tomó el tiempo de escuchar con detenimiento lo que decían de él. Siempre creyó que lo insultaban o lo criticaban, que claro, seguía siendo una posibilidad. 

Dejó sus cosas en aquel casillero y se fue a su salón correspondiente. 

Al llegar, todas las miradas se posaron en él. 

Cruzó de largo hasta llegar a algún asiento de atrás, se sentó al lado de la ventana y respiró más tranquilo. 

—. Hey, hello - saludó un chico a su lado. 

—. H-hello - respondió tímido. Sí, podía ser un alfa, pero no era de roca. 

—. No eres de por aquí, por lo que veo - dice el chico, un beta, como todos. 

—. N-no, I'm from Argentina - respondió, comenzando a sacar sus útiles. 

Le ponía nervioso tener que hablar en inglés, aunque muchos intentaban comunicarse en español, no se entendían muy bien. 

—. Oh, es bueno, soy de Colombia, mucho gusto. Me llamo Juan - se presentó el chico, en español. 

Suspiró de alivio, así se sentía más cómodo. 

—. Spreen Buhajeruk - se presentó. 

—. Wow, tienes un apellido y un acento muy hermoso, me encanta - continúo. 

Ambos entablaron una plática amena.

Juan, quien llevaba más tiempo viviendo en USA, le explicó todo e incluso le dio un tour, le enseñó jergas modernas y le mostró otros lugares del país. 

Los Angeles era enorme, pero Juan se lo simplificó tanto que ahora lo sentía más familiar. 

Su amistad escaló muy rápido, como si fueran almas gemelas, tanto así, que Juan invitó a Spreen a cenar. 

Spreen no dudo en aceptar, para ser sinceros, prefería mil veces ir a cenar a casa de un semi-desconocido que podía quitarle los órganos, que volver a ese apartamento. Prefería mil veces estar con Juan que ver cómo Quackity sí pudo superarlo. 

—. Bienvenido a mi humilde morada - presenta Juan, abriendo la puerta de una casa para nada humilde. 

Grande, dos pisos, jardín y piscina incluida. 

—. ¿Tus padres son narcos o cómo? - pregunta burlón, veía todo con asombro. 

Era una casa minimalista, muy acogedora. 

—. Mi madre es dueña de una editorial de revistas reconocida en el país, y mi padre es cardiólogo - respondió el castaño. 

Estaba asombrado, no lo iba a ocultar, le había impactado que la familia de Juan ganara tanto dinero. 

—. Pero dejemos eso de lado, ¿sabes cocinar? - preguntó, Spreen negó con la cabeza —. Bien, vamos a la cocina a ponernos delantal, te voy a enseñar.