Capítulo 2

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Me veo obligada a empujar de manera suave a unos cuantos compañeros de mi cabaña para poder alcanzar a Connor y a Travis.

—¡Stoll! —Los llamo, esperando haber dicho bien su apellido.

Los dos se giran de manera automática y me miran ceñudos.

—Sé que somos la bomba, chica, pero tienes que mantenerte en tu lugar de la formación —Travis dice de manera divertida.

Lo juzgo con la mirada, pero no puedo evitar sonreír.

—No se trata de eso —Niego con la cabeza—. Necesito una llamada, será rápido. ¿Podrían prestarme un teléfono? Todas mis cosas las deje en casa y tengo que avisarle a mamá que estoy aquí o... —Me detengo al ver que los hermanos me miran con una ceja enarcada—. ¿Qué pasa?

—No podemos usar teléfonos —Explica Connor—. Usar uno sería darles nuestra ubicación exacta a los monstruos.

—Monstruos... —Digo para mí misma.

Todavía me cuesta creerme toda esta situación.

—Mira, allí está Luke —Travis señala a una mesa abarrotada del comedor—. Él podrá ayudarte más de lo que nosotros podemos llegar a hacer por ti —Me hace un gesto con la cabeza para que lo siga.

Sigo a los hermanos y me hacen un lugar junto a un chico rubio y alto, de contextura atlética. Es bastante atractivo a la vista, pero cuando se gira al escuchar el llamado de Travis, me tenso al ver la cicatriz que le recorre una de sus mejillas hasta llegarle a la mandíbula.

No creo querer saber cómo fue que se hizo esa horrenda cicatriz.

—Luke, ella es Zorely —Me presenta Connor—. Zorely, él es Luke, el capitán de nuestra cabaña.

El rubio me sonríe de manera cálida.

—Vaya, ¿tenemos hermana nueva? —Luke extiende su mano para presentarse y yo la tomo de manera tímida.

—Es indeterminada —Agrega Travis.

Yo lo miro con el ceño fruncido, pero tomo asiento junto a Luke y Travis. De inmediato me siento incomoda, y no por la presencia de los chicos, sino por el espacio tan reducido que tenemos en la mesa.

Veo a mi alrededor y hay mesas mucho más despejadas, incluso hay tres que están totalmente vacías.

—¿Podríamos...eh...sentarnos allá? —Señalo una de las mesas vacías—. Aquí tenemos aspecto de sardinas en lata.

—No podemos —Me responde Luke con un tono amable y cargado de paciencia—. Cada mesa le pertenece a una divinidad y cada campista come en la mesa de su padre.

La naturalidad con la que me explica aquello, me da a entender que ha repetido unas cuantas veces aquella explicación.

—Estaba pidiendo un teléfono para llamar a su madre —Informa Travis.

—No te preocupes por eso —Luke me sonríe de manera tranquilizadora—. Bosco se encargó de decirle a tu madre tu paradero. Aquí estarás a salvo.

Me remuevo en mi asiento y permanezco en silencio.

Desde que llegué aquí me han dicho cosas que debería hacer, cosas que no y me dan explicaciones de un mundo de fantasía hecho real.

—Mañana puedo ayudarte a contactarla por un mensaje Iris —Añade Luke al ver que no digo nada.

—¿Mensaje Iris? —Pregunto.

—Es una conexión que se puede establecer tras lanzar una dracma a un arcoíris —Explica Travis—. Lo demás se lo dejamos a la diosa Iris.

—Claro, diosa —Me paso las manos por el cabello y suspiro, agotada—. Creo que ya he tenido mucho por hoy. Necesito pizza, combato el estrés de mejor manera cuando engullo comida chatarra.

Las Lágrimas del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora