Capítulo 3

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Los siguientes días me parecen menos reales que el primero.

Me he dado cuenta de dos cosas:

  1) Puedo leer griego antiguo a la perfección. Cuando me di cuenta que podía hacerlo casi que flipo. Es como si estuviese programada para entender ese idioma. Lucien me tendría mucha envidia de la buena. Annabeth me explicó que la mayoría de los campistas eran diagnosticados con dislexia, pero todo se debe a nuestro origen griego.

  2) Mi TDAH resultó siendo producto de mis reflejos listos para el combate. Siempre he tenido problemas para poder prestar atención a las cosas, soy impulsiva y me cuesta demasiado poder permanecer estática por mucho tiempo; ya te imaginarás las complicaciones que eso me trajo en la escuela, estar sentada para escuchar un sinfín de charlas no es precisamente lo mío. En mi escuela era considerada problemática, pero aquí esa inquietud constante parece ser decisiva para mantenerte con vida.

Si bien parezco estar medianamente capacitada para pelear, no he podido encontrar un arma adecuada para mí. Espadas, lanzas, dagas... No he tenido mucho éxito con ellas. Luke se ha encargado de entrenarme junto con otros campistas. Nunca le he podido ganar en un combate con la espada, solo le gané una vez cuando le lancé varios dardos que entorpecieron sus movimientos, le arrebaté su espada y salí corriendo antes de que pudiera alcanzarme. Dijo que tengo buena puntería, pero que es mejor que encuentre otra técnica para combatir a los monstruos.

Me llevo bien con los hermanos Stoll, aunque intentaron robarme la horquilla con la que sujeto mi cabello. Supongo que se puede tratar con ellos mientras proteges tus posesiones.

Los mensajes Iris son realmente alucinantes. Ya he podido hablar dos veces con mamá, ha sido algo muy breve, pero he podido hacerlo. He preferido ahorrar el resto de dracmas de oro para poder tener alguna platica con Lucien, sé que amará todo de este lugar. Después de todo, mi hermano es un friki de las mitologías.

Annabeth me dio dos camisetas naranjadas con el nombre y logo del campamento, además, me surtió con un poco de ropa que consiguió de otras cabañas. Cuanto me gustaría tener mi ropero gusto ahora.

La rubia también me dio un tour por todo el campamento y me encontré con varias cosas interesantes. Pasamos por un lugar llamado la tienda de metal, allí los chicos hacen sus propias espadas; hay un cuarto de artes y oficios, estaba repleto de sátiros cuando me asomé; y el muro de escalada es simplemente una mezcla entre alucinante y aterrador, son dos paredes cara a cara que se sacuden con violencia, rocas caen desde arriba, hay lava esparciéndose, y chocan la una con la otra si no llegabas con suficiente rapidez. He tenido que escalar ese muro para los entrenamientos y debo decir que cada día más temo por mi vida.

He parado unas cuantas veces en enfermería, lugar en el que soy atendida por algunos hijos de Apolo. Allí ellos me dan Ambrosía, que es básicamente medicina para semidioses, sus efectos son bastante interesantes, me gustaría saber cómo funciona exactamente. Aprendí una canción en griego que le cantan a Apolo para poder acelerar el proceso de sanación. Lee, el capitán de la cabaña de Apolo, quedó sorprendido al ver que aprendí el himno de manera rápida y fácil, pero no he tenido el permiso o la oportunidad para intentar cantarlo con el fin de sanar a alguien.

También fuimos hasta el pino de Thalia.

Dalia, la capitana de la cabaña cuatro, Deméter, fue la que me contó la historia. Me contó cómo fue que llegaron hasta allí y como fueron atacados por unos cíclopes. Thalia se sacrificó para poder darles tiempo a Annabeth, Luke, Dalia y un tal Grover. Su padre, Zeus, se compadeció y la convirtió en ese pino, creando un cerco protector que resguarda a todo el Campamento Mestizo y nos libra de los ataques de los monstruos. Es una historia un tanto triste.

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⏰ Última actualización: May 16, 2023 ⏰

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