[5] Todo el mundo lo sabe ahora

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Caleb

Aterrizar en New York despues de haber pasado poco más de una semana en Italia, siendo huesped de Maxine y dejándome arrastrar por ella a los sitios que le gusta frecuentar cuando esta sola, se siente aburrido, monotomo. Ir a Italia ha sido un gran escape y un gran consuelo a estrella distraído por mi rompiento con Tyra. Las fanáticas en el aeropuerto antes de abandonar tierras italianas me cantaron sei bellisimo para despedirme a las ocho de la mañana. En New York, en cambio, me reciben con cámaras y gritos que me desestabilizan un instante.

—Caleb...—me llama Max, que ha venido conmigo porque mi razón para tomar un vuelo a New York antes de lo previsto se debe a que me han invitado a hacer un set de DJ en la inauguración de un nuevo club y es un oportunidad que no quiero perder.

Y ella quiere verme, así que le he dicho de venir conmigo, sin Maximilien que esta de viaje por trabajo a Austria. No le vi el problema a que Max me acompañara.

Termino de firmarle la sudadera a la chica y me despido.

—Quisiera tomarme una foto con todas —le digo al grupo—, pero realmente debo irme en este momento. Cuidense.

Me alejo de ellas yendo a donde Maxine esta de pie esperándome para tomar la camioneta que nos espera y que nos lleve i apartamento en Nolita. Salimos del aeropuerto y un monton de paparazis nos acosan de inmediato, la emoción que relaciono con fastidio hinca en mi pecho cuando los flashes de sus cámaras se detienen sobre nosotros y me ciegan.

—¿Es cierto, Caleb?

—¿Qué sucedió entre tu y Shelly?

—¿Puedes confirmar lo de Japon? ¿Le fue infiel a su novio contigo?

¿Qué demonios...?

No sé que esta pasando, las preguntas son soltadas justo una detrás de otra y apenas puedo asimilarlas, pero se de que van y trago saliva, dedicandole una mirada que me devuelve tan confundida como debo estarlo yo. El chofer de la camioneta nos abre lanpuerta tan pronto me nota, dejo a Max subir primero y luego le sigo yo, sintiendo todos esos flashes en mi espalda con desespero, como si no quisieran perderse ni un solo ángulo de mi. Apoyo mi cabeza del respaldar del asiento, echándola hacia atrás y llevo mis manos hasta mis cienes para masajear la zona mientras respiro profundamente.

—¿De que hablaban los reporteros, Cal? —escucho a Max preguntarme. Suena intrigada, curiosa.

—No lo se...—le respondo, pero ella me da su mejor mirada de «no te creo una sola palabra»—, te lo juro.

—¿Entonces se están inventando tal cosa entre Shelly y tu?

—Si... no, digo, no lo sé ¡Ugh! —paso mi mano por mi rostro.

—¿Eh?

—Fue solo una vez —volteo a mirarle—, pero no entiendo como ha llegado a los reporteros si fue hace años.

—¡Pero me dijiste que nunca tuviste nada con ella! —exclama casi ofendida la castaña.

—No, no te dije eso. Solo evité el tema y como lo evité tu solo suponiste que no pasó nada porque yo no te dije nada —le explico.

Maxine me ve con mala cara. Mi reacción es soltar una carcajada ante el gesto que me hace de blanquear los ojos. Su teléfono suena y baja la mirada al iphone en su mano, mordisquea su labio inferior ocultando una sonrisita y deja salir un suspiro tras unos segundos, volteando a mirar hacia la ventanilla de la camioneta en movimiento.

Yo bajo la mirada a mi propio teléfono para intentar entender lo qué pasó con los reporteros y el porqué de las preguntas. Entro a la red social que se que me va a sacar de dudas porque es una comunidad de chismes y rumores. Escribo el nombre de Shelly en el buscador y un segundo despues me aparecen todos los resultados: tweets y fotografías de ella, de mi, de nosotros.

Entre Líneas de Canciones©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora