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-¿Abril?- veía a esa chica frente a mí. Había tocado a mi puerta, esa chica linda me estaba buscando.

-Millaray, yo quería hablar contigo- me mostró el sobre beige que le había entregado hace días- Leí tu carta.

Tragué saliva. Sentía mis músculos entumecerse, me mordía la lengua; estaba nerviosa, muy nerviosa. ¿Acaso vino a burlarse?, ¿Vino a decir que siente lo mismo?, ¿Solo querrá devolverla? No lo sabía y no quería saberlo.

Parecía algo común entre nosotras dos quedarnos parada una al frente de la otra. Mirarnos a los ojos y esperar unos segundos ¿Qué es lo que piensa ella, cada que quedamos así?

-Bueno... ¿Qué es lo que me quieres decir?- pregunte nerviosa, cortando la unión de nuestra miradas, desviando la mía hacía el cielo a través de la ventana.

-Gracias por tu sinceridad, Milla- reí ligeramente cuando escuché eso último. Sin embargo un recuerdo no muy agradable vino a mi mente en ese preciso momento ¿Me pasara otra vez?- ¿Millaray?- me miró algo confundido.

Rápidamente entré a mi apartamento cerrando la puerta, dejando a Abril parada sin nada más que decir. Escuché que tocó la puerta un par de veces.
-¿Millaray?- volvió a preguntar, mientras seguía tocando la puerta.

Me senté en el suelo, dándole la espalda a la puerta. Mis manos tomaban mi cabeza y me repetía varias veces "No puede ser", "No puede ser" mientras seguía escuchando los toquecitos en la puerta.

-No por favor- dije abriendo los ojos de golpe. Parpadeé un par de veces, procesando el sueño que había tenido.

-Te estás preocupando mucho- dije para mi mismo.

Había evitado ver a Abril durante tres días con éxito. Salir 5 minutos después y caminar lo más rápido por los pasillos, evitar detenerme para conversar con alguien. Sin embargo, sabía que no podía hacerlo para siempre. 

Aunque la idea de convencer a mi madre de mudarnos lo más pronto posible no salía de mi cabeza.

Tomé mi celular; 9:15 aún tenía tiempo para alistarme e ir a trabajar. Me paré, estiré los brazos y me puse el par de pantuflas que se encontraban al lado de mi cama. Empecé a caminar hacia la puerta de mi habitación.

Comencé con mi rutina de mañana. Tomé una ducha rápida y me vestí con una camisa color rosa pastel y unos pantalones negros, junto con unas botas negras. Salía de mi habitación con un cárdigan en mi brazo derecho. En la cocina mi mamá me esperaba con el desayuno listo.

Sentadas los dos, hablábamos de trivialidades: anécdotas, cosas que ella había visto por internet, cantantes de los que compartíamos gustos, etc.
-Gracias mamá- limpiaba con una servilleta las comisuras de mis labios. Me paré y me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla. -Ya me tengo que ir.

Mientras cerraba la puerta de mi apartamento, mi vecina, Rocío, salía del suyo.

-Oh Millaray- me dio una sonrisa- Bueno días.

-Buenos días- empecé a caminar.

-¿Irás a trabajar hoy?- se puso al lado mío.

-Sí...- pasamos por el apartamento 512.

-¿Millaray?- la escuche miré mis zapatos, estaba parada delante de esa puerta. Inconscientemente mis pasos se habían detenido.
-Disculpa.

La chica del apartamento 512 | Nuviari | Nuvia_OuO x AriGameplaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora