❛ 𝘀𝗽𝗿𝘂𝗮𝗻 | carrera, alías, cupido, es un aprendíz harto de que la única pareja que está destinada desde hace años, por el amor tan fuerte, puro y sincero que se tuvieron ¡no estén juntos! es más ¡spreen odia a su destinado! no lo entiende, así...
Juan salió enfurecido de la casa de Spreen, dando pisadas cada vez más fuertes que la anterior, haciendo pucheros y un pequeño berrinche alto cada que escuchaba al híbrido detrás suyo intentando detenerlo.
-¡Pero, Juan!
Otro chillido alto, se detuvo, porque realmente no se quería ir, pero aún así no le evitaba no estar enojado, dió media vuelta mirando al mayor llegar a su lado cansado, intentando regular su respiración completamente cansado, sin duda el correr no era su fuerte, eso hizo calmar un poco el enojo de Juan, sólo un poquito, no sé ilusionen mucho.
-¡Juan! No hay razón para enojarse, eso, eso fue hace mucho y..–
-¡No importa si fue de hace mucho, Spreen! Ahora tú y yo estamos juntos, no creí que sentirías vergüenza por mi.
Los ojos cristalinos de Juan hicieron que el corazón de Spreen se rompiera, lo último que quería era hacer llorar nuevamente a su amorcito, era lo que se había prometido, nunca más volver hacerlo llorar, era doloroso para él, ver a su tierno y sonriente novio llorar.
-Amor- Empezó más tranquilo, alzando ambas manos hasta llegar a los hombros del menor, dando pequeños masajes en ellos y terminar en un abrazo, haciendo que Juan terminara soltando lágrimas aferrado a su pecho-. Jamás me avergonzaría de vos, en aquél entonces yo no sabía como expresar eso que sentía por ti, no lo podía reconocer como algo que había sentido antes, era tan confuso ¿Cómo es posible que pudiera sentir miedo y felicidad a la vez cada que te veía? ¿Por qué sentía tantas ganas de protegerte y también de escapar? Siempre temblaba y mi corazón parecía explotar, tenía las mejillas calientes siempre, creía que me sentía avergonzado, pero no de que nos vieran juntos, más bien, avergonzado conmigo mismo, porque cuando se trataba de ti, todo mi cuerpo y mi ser, lo veía insuficiente, estaba avergonzado de lo que veías o verías en mi, un hombre débil, delgado, con una piel demasiado blanca, no era nada varonil, ni un poco, eso era lo que hacía sentir vergüenza.
-Oso, tú eres el hombre más atractivo y varonil que he visto, tú voz, tus manos, tus ojos tan serios y penetrantes, eso me encanta de ti, cuando empezaste a ir al gimnasio casi me da infarto ¡Cada vez más guapo! Hasta sentía celos de tus fans- Ambos no pudieron evitar reír antes su último comentario, Juan alzó su vista y dejó un pequeño beso en los delgados y suaves labios del mayor-. Jamás vuelvas a pensar eso de ti, Spreen, quiero que a la próxima, digas que te sientes orgulloso, tanto de ti como de mi.
-Siempre estaré orgulloso de vos.
Ambos sonrieron y volvieron a abrazarse, sintiéndose nuevamente completos.
-Por cierto, dime amor otra vez.
El rostro de Spreen parecía explotar de vergüenza.
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