«Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos»
Pov Omnisciente
Emprendieron el nuevo rumbo hacia el Reino Tierra siendo cautelosos aún ante el más mínimo crujir de hojas.
Podrían ser mercenarios armados hasta los dientes o una simple ardilla buscando nueces, pero podría.
Mientras la recompensa por su captura estuviera presente, nada ni nadie era de fiar. Con tal inquietud de por medio es que fueron especialmente cautos con el primer pueblo con el que se toparon. Saliendo de la arboleda no caminaron mucho antes de dar con una aldea agrícola por el que deambularon en las calles terrosas mezclados con los transeúntes como un trío de vagabundos más.
Una creciente sensación nerviosa la invadió. Estar rodeada de gente, gente viva, no la dejaba tranquila. Cambió su apariencia, eliminó todo rastro de maquillaje vistoso, y seguramente nadie quería posar su vista en una chica con sarpullido, pero aun así, la ansiedad crece con cada fugaz mirada recibida.
Inclusive las miradas de los niños que pasan correteando podría llegar a considerarlas hostiles por su pánico a ser descubierta.
Inconscientemente se pegó a la espalda de Zuko con el inocente pensamiento de que su tamaño y anchura le ocultarían hasta del cielo bajo el que caminan.
El lo noto de soslayo pero no tuvo mayor molestia, más que caminar con ella pegada cual garrapata. Comprendía bien ese miedo a no poder alzar la frente sin que alguien busque atacarte. Le cedió su sombrero de paja, al menos hasta que le dieran tratamiento a sus ronchas.
Preguntando un poco, dieron con la dirección del único hospital con el la aldea contaba. Un edificio con la impresión de ser pequeño pero muy espacioso por dentro. Ingresaron como pacientes en espera, en la sala de tratamiento grande. Sentada en la mesa junto con Iroh para ser atendidos, observó los varios armarios y estantes de hierbas medicinales y suministros, mientras no muy lejos, Zuko ocupó uno de los bancos de espera.
—¿Tardaran mucho en ser nuestro turno? —Padeciendo la picazón todavía, pregunto a nadie en específico.
—Ojala y no —respondió el contrario—. Los dos se ven terribles.
—Si contamos los días que llevas sin bañarte, tu no estas exento de verte terrible —Se fijó en el hombre al que curaban con la técnica de ventosas en la espalda.
Bueno, ninguno estaba en condiciones de disfrutar de un baño de pétalos pero odiaba no quedarse con la última palabra.
A los minutos una muchacha entró con un tazón de agua en manos. De gentil expresión y mirada dulce. Resultó fácil suponer que se trataba de una de las enfermeras del hospital.
—Ustedes no deben ser de por aquí. Todos saben que no deben tocar el jade blanco, y menos beberlo en té —les menciono la chica, pasando el ungüento herbal por el brazo de Iroh—. La mayoría de los que conozco se dedican al campo así que no es muy común atender a alguien con una piel tan delicada —dijo, dirigiéndose a Rong-Hua—. He tratado varias insolaciones pero en tu caso parece que es la primera vez que estás bajo el sol..
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Avatar la lyenda del oráculo |HIATUS|
FanfictionEl futuro es desconocido, impensable, imposible de desentrañar. Un profundo mar lleno de misterios e incertidumbres mortales. Menos para ella. Ella escribe el futuro con la facilidad de la tinta sobre el papel, ve lo inexplorado como a una pintura...