1

1.1K 110 0
                                    


EMMA POV.

Había recorrido tanto este camino, la fachada del hospital que aparecía en todas mis pesadillas, los pasillos, que ya los sabía de memoria, solo que está vez me sentía perdida como el primer día que estuve aquí buscando al amor de mi vida.

-¡Señorita págueme!

Ignore al hombre del taxi e ingrese al hospital sin preguntar, conocía el camino a la perfección al dar vuelta en el pasillo donde quedaba la habitación de Jenna me encontré con Aliyah, Markus, Edward, Nathalie, Hunter, Maddie y Judah.

-Hija-Nathalie se acercó dándome un pequeño abrazo-Tranquila, los doctores siguen adentro.

-Como... ella...

Me miró pidiendo tranquilizarme, sentía como mi corazón bombeaba rápido, mis manos sudaban, las piernas me temblaban y hasta ese momento reparé que seguía llevando el vestido de la cena que estaba teniendo con unos accionistas franceses, mi cuerpo se movió en automático en cuanto recibí esa llamada de una Nathalie llorando solo llegando a formular el nombre de Jenna; temí lo peor e importándome poco deje a papá a cargo de la reunión tomando el primer vuelo disponible a Los Ángeles.

El miedo que me invadió fue debido a que los doctores dijeron durante todo este tiempo que Jenna en cualquier momento podía entrar en paro, que su corazón a pesar de mostrar estar estable se podía debilitar de un momento a otro y lo peor podía pasar, o incluso su cerebro con un coágulo que se formara, podría...

-Aún no sabemos nada, nos pidieron esperar, tienen horas haciéndole estudios-asentí, aún así no me sentía tranquila hasta no verla con mis propios ojos y comprobar que ella estaba bien, despierta, que era verdad, que estaba con nosotros.

-¿Dónde está Noah?

-Nicole lo tiene, dijo que llamáramos por cualquier cosa.

Nunca antes el tiempo se me había hecho tan largo, los minutos parecían no avanzar y cada segundo que pasaba sentía que me iba a volver loca. Cuando al final pensé que no podía esperar más la puerta se abrió y de ella salieron como seis doctores, uno de ellos que ya tenía una barba blanca y nada de cabello fue el primero en hablar.

-Bueno, efectivamente está despierta, su cerebro se muestra normal, sin ninguna anomalía ni daño, no presenta futuras secuelas y su razonamiento es excelente. Solo que si hay algo.

-Jenna presenta una pérdida temporal del caminar-sentí cómo mi corazón se detuvo

-Está diciendo que ella...-Edward no se atrevió a terminar.

-No, ella si volverá a caminar, con ayuda de fisioterapia y mucho empeño, es algo temporal, su cuarto y quinto discos se encuentran resentidos.

-Doctor ¿Puedo pasar a verla? -el hombre me miró y sonrió comprensivo

-Ya pueden pasar, más tardes les seguiré informando, me imagino que mueren por verla-todos asentimos

-Anda hija, ve-mire a Nathalie, quien tenía una mirada maternal, sus ojos completamente hinchados y nariz roja.

-¿Segura?

-Segura.

La abracé, y después a Edward. Sabía que ellos también estaban desesperados por verla, al igual que todos en este pasillo. Con manos temblorosas abrí la puerta sintiendo como mi corazón quería escapar de mi pecho para encontrarse con ella, al entrar a la habitación mi vista se llenó con la imagen de Mía y Jenna abrazadas, las dos parecían llorar, solo que de un momento los ojos avellana de Jenna se encontraron con los míos y volví a sentir esa parte que me faltaba. Por primera vez en cuatro años sentí que volvía a respirar.

-Bueno, yo las dejó-solo pude asentir a lo dicho por mi cuñada sin despegar mi vista de ella, seguía luciendo igual a cómo hace cuatro años, solo por la diferencia de que su cabello azabache lo tenía un poco más largo, su rostro se había afilado a uno más maduro y unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos.

-¿No dirás nada? -su voz, joder, hasta ahora me daba cuenta de cuánto había extrañado su voz, esa voz que durante noches me habló al oído hasta quedarnos dormidas. No contuve las lágrimas y las dejé salir libremente, negué, no podía hablar, solo llorar-¿Ni vendrás abrazarme?

Sintiendo mi cuerpo pesado, pero deseoso de sentir el suyo me acerque, mejor dicho me arroje a sus brazos, llore más al sentir como sus brazos me arropaban. Durante cuatro años se me había sido negado un abrazo de ella, una caricia o un beso.

-No sabes cuánto te extrañe-solloce ocultándome más en su pecho-La falta que me hiciste.

-Perdóname.

-No, no. Tú no tienes la culpa, lo que pasó no fue tu culpa. Al contrario, gracias, sin ti Noah y yo hubiéramos muerto-los ojos de Jenna parecieron iluminarse ante la mención de nuestro hijo.

-¿Cómo es él?-su labios parecían temblar, sus ojos se cristalizaron a pesar de eso su sonrisa seguía presente.

-Tan parecido a ti, es un niño hermoso, te ama-como si mis palabras fueran las indicadas para que ella llorara, siendo ahora ella la que se abrazara a mi y yo consolara su llanto-Gracias por volver con nosotros-le susurre al oído abrazándola con más fuerza con miedo de que esto fuera un sueño y ella desapareciera.

-Te amo.   

Un Amor Eterno (Jemma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora