Parte 3

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Había vuelto a styles' una mañana más, mientras todos hablaban de como el dueño del ya mencionado café parecía odiar a todos, realmente parecía que este lo toleraba un poco más dia con día.

Y es que mientras el alfa simplemente asentía a sus ya conocidas y amadas divagaciones, parecía no poder tolerar a alguien por más de 5 minutos con excepción de el.

Y era por eso que se creía el rey de la cafetería, entrando y saliendo de esta, apartando mesas — a pesar de que no se podía — y sobre todo, atendiendo llamadas a pesar de la horrible política de no celulares en el restaurante.

Harry le gruñía —menos grosero que a otros, claro esta— y con su largo dedo le apuntaba la salida, todo esto mientras Louis puchereaba en su dirección y se dirigía a la salida.

-Harry, pancakes, moras y chocolate doble por favor.-
Llamó al dueño mientras le hacía una cara bonita, que este respondió con una ceja alzada.

Oyó al alfa gritar su orden, por lo que ronroneo complacido, espero pacientemente por su orden mientras jugueteaba con miss Patty y Babette, quienes se encontraban raramente en el restaurante.

Con sus locuras y ocurrencias las hacía reír hasta llorar, llamando la atención de los demás. Haciéndoles merecedores de una mirada molesta proveniente del dueño del restaurante.

Harry le entregó su orden, que sin haberlo pedido estaba acompañada de huevos revueltos y de lo que parecía una triple ración de moras.

Un poco confundido, levantó su mirada cerúlea hacia el otro hombre, quien con un guiño travieso se retiró de la mesa. Dejándole totalmente sonrojado y sin palabras.

Todo parecía seguir con normalidad, más nadie sabía que su corazón estaba algo acelerado, y es que siendo sinceros; Harry era un manjar.

Atrapantes ojos verdes que reflejaban un bosque, ese cuerpo absolutamente tonificado escondido tras anchas camisas de cuadros y un rostro digno de un adonis como el.

Pero no podía acostarse con el dueño del restaurante, era el único lugar con comida decente en todo el pueblo. No arriesgaría un buen café por las mañanas a cambio de un nudo.

¿O si?

Comió tranquilamente, viendo como Harry se movía ágilmente por las mesas, con las mangas de su camisa arremangadas hasta sus codos; mostrando unos deliciosos antebrazos llenos de marcadas venas que contrastaban con sus manos grandes y toscas.

Joder, se estaba poniendo caliente.

Sus neutralizadores de olor hacían su trabajo, si no, absolutamente toda la cafetería se hubiera enterado del desastre que había en sus pantalones causado por el hombre rizado.



¿Que les parece?

Va a ver un poquito de drama necesario para la trama :)

Bitter coffeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora