Parte 12

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Tenía más de una semana tratando desesperadamente de poder contactar al ojiazul quien no cooperaba en lo más mínimo. Lo había visto en el festival de otoño — Al cual se había obligado a ir pues sabía que el muchacho sin duda alguna asistiría a este —, le vio y palideció como el que ve a un fantasma en el medio de la noche.

Personalmente estaba harto, ya por fin logró tener algo del omega, todo se fue al diablo por un simple y estúpido mal entendido.

El pueblo había dejado de cuchichear, pues al confesarle la verdad a Miss patty — quien se atrevería a decir era la chismosa mas grande del pueblo — está repartió el chisme por el pueblo. Chisme el cual Louis no parecía conocer.

Pero tomo una decisión.

Él realmente no se consideraba un hombre que se desvivía por hacer gestos románticos, más sabía que el omega a quien deseaba era un romántico sin causa,  — algo obvio pues era escritor — por lo que a pesar de no querer hacerlo, llamó a su hermana mayor en un grito de ayuda.

— Gemma, necesito tu ayuda.

Tras una larga hora y media de llamada, muchísimas burlas hechas hacia su persona y una cantidad inmensa de gruñidos frustrados encontró su mejor opción para rogar por su perdón.







A pesar del trabajo como escritor en New York — solo a cuarenta  minutos en carretera del precioso pueblo — Louis mantenía un segundo trabajo en el independence inn, ya que su mayor sueño era tener una librería propia en la cual vender sus propios libros. 

Y por más cansado que sonaba, amaba locamente sus dos trabajos, Zayn quien era su mejor amigo y chef del hotel lo acompañaba día a día en diferentes aventuras en las que balanceaba entre escribir por largas horas para la editorial y trabajar en el hotel.

Últimamente tenía aún menos trabajo de lo usual, ya que al ser una temporada bastante baja en Connecticut los hoteles se movían a un ritmo tranquilo y pacifico, contrarrestando la loca temporada alta que se acercaba para diciembre. 

Estaba a punto de roer en los panes que Zayn recién sacaba del horno, cuando de la nada Michel — el muy gruñón y francés recepcionista — se le acercó dándole una mirada hastiada. 

—Louis.— hablo con su muy extraño acento. — Te buscan. 

Y desapareció tras la puerta sin mirar atrás.

Y ahí estaban.

Una cantidad ridicula de margaritas amarillas cubrían el lobby del hotel. Mientras que veía como Kirk seguía trayendo jarrones repletos de esas preciosas flores que lo volvían loco. Sus absolutas favoritas.

Kirk se le acercó con su siempre extraña forma de caminar y un rostro sin expresión. 

— ¿Louis Tomlinson?.

El solo asintió

— De parte de Harry Styles. 1000 margaritas amarillas. 

—¡¿ 1000?!.

— Así es, ni una más ni una menos, no 999, no 1001. 1000 margaritas.

Y  verdaderamente quería llorar, pues recordaba como le contó a Harry que eran sus flores favoritas durante el festival de pascua.

Tenía que correr a buscarlo.








Yo se q no es Luke quien se las da a Lorelei pero no me resistí

Bitter coffeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora